La necedad verde crece sin límite. Ha reaparecido la activista sueca Greta Thunberg (21 años), que ha sido detenida tras cortar una autovía en La Haya (Países Bajos) el pasado sábado 6 de abril. Y eso que la policía de la ciudad había avisado de las detenciones por X (antes Twitter), pues los activistas estaban bloqueando una autovía, pese a la oposición del Ayuntamiento de la ciudad.

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La protesta del movimiento Extinction Rebellion había sido convocada contra el Gobierno neerlandés por aplazar sus planes de eliminación gradual de los combustibles fósiles y los descuentos que da a “grandes empresas contaminantes”. “Estamos aquí porque enfrentamos una crisis existencial. Estamos en una emergencia planetaria y no vamos a quedarnos impasibles y permitir que las personas pierdan sus vidas y sus medios de subsistencia y se vean obligadas a convertirse en refugiados climáticos cuando podemos hacer algo”, afirmó Thunberg. Eso sí, pese al tono catastrofista y la detención, la activista no parecía tan preocupada, pues se la pudo ver riéndose en el furgón de la policía junto a otros compañeros arrestados.

 

En el entretanto, el domingo 7 en Florencia (Italia), cuatro activistas climáticos se encadenaron a los pies de la famosa escultura del David de Miguel Ángel. Se trataba de miembros del colectivo Ultima Generazione, que desplegaron una pancarta con el mensaje “Fondo de Reparación: 20.000 millones de euros para reparar los daños de las catástrofes climáticas”. Inmediatamente acudieron agentes de los Carabineros para poner fin a su protesta dentro de la Galería de la Academia. Y ojo, porque a los activistas podría salirles cara su gracia: hace unos meses, el Parlamento italiano ha aprobado una ley que recoge multas de hasta 60.000 euros y sanciones penales para los autores de actos vandálicos contra obras de arte, monumentos o bienes del patrimonio cultural.