Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Nigeria, donde el obispo de Gboko, Mons. William Avenya, dijo recientemente que el mundo no debe ignorar el “genocidio” que enfrentan los cristianos en el país, recogió Aciprensa.

“La matanza masiva de cristianos en el cinturón medio de Nigeria, según todos los estándares, cumple con los criterios para ser definido como un genocidio calculado según la Convención sobre el Genocidio”, resaltó.

Cristianos y musulmanes en Nigeria han sufrido un creciente número de ataques violentos de militantes Fulani  —en su mayoría musulmanes—  y grupos terroristas como el Estado Islámico Provincia de África Occidental (Iswap), anteriormente Boko Haram, y el nuevo grupo Boko Haram que se separó de Iswap.

El copresidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso nigeriano, Chris Smith, agregó: “El principal impulsor de conflicto dominante en la región del Cinturón Medio es cometido por extremistas fulani, que parecen impulsados ​​en gran parte por el chovinismo étnico-religioso, en su mayoría contra granjeros cristianos - aunque noto que en otros lugares los musulmanes chiítas son también víctimas, y que los conflictos intra-sunitas también existen dentro de la comunidad musulmana”, dijo Smith.

Muchos de los ataques denunciados contra las aldeas son “masacres”, dijo Smith, ya que los civiles son el objetivo de asesinatos, lesiones y violaciones

En 2017, los obispos católicos informaron de un número e intensidad cada vez mayores de ataques de Fulanis, que empleaban armamento sofisticado nunca antes visto en enfrentamientos anteriores entre pastores y agricultores.

Algunos obispos han enfatizado la naturaleza etno-religiosa de los ataques, afirmando que los militantes fulani, en su mayoría musulmanes, apuntan específicamente a pueblos e iglesias cristianas.

En esta crónica semanal sobre persecución a los cristianos recogemos también las declaraciones de Marcela Szymanski, Oficial de Defensa de la Unión Europea y las Naciones Unidas para la Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), quien en su día explicó que los católicos pueden aprender mucho de las comunidades cristianas perseguidas, recogió Infocatólica.

«Piense en los muchos sacerdotes y hermanas secuestrados en África que las milicias retienen para pedir rescate... Tenemos mucho que aprender de ellos. ¿Les estamos ayudando o quizás estamos sentados en su cruz? Tenemos que saber que están listos para ayudarnos a llevar nuestra cruz con su vida, oración y muerte», dijo Marcela Szymanski en una conferencia de prensa.

Como editora de los informes regulares de ACN sobre «Libertad religiosa en el mundo», Szymanski ha escuchado historias de cristianos perseguidos en muchas partes del mundo: «Cuando escucho las historias de los oprimidos y quedo en shock por la impresión, solo los escucho. Me dicen: “Pero Marcela, por favor, cuando hables de nosotros, pídeles que recen por nosotros. Queremos ser como tú, poder leer la Biblia cuando queramos, ir a templos abiertos todo el día, celebrar la Navidad como tú”».

El ejemplo de aquellos que prefieren morir antes que renunciar a su fe es inolvidable y muy difícil de comprender

«Entonces me viene a la mente la visión de Biblias polvorientas en estanterías, iglesias cerradas, la extraña Navidad que vivimos recientemente… Y tengo que contestarles: “No, no voy a rezar para que seas como nosotros, sino para que nosotros podamos ser como tú. A mis vecinos y a mí nos gustaría tener su fe y esperanza sólidas en el futuro, y la fuerza para seguir dando a los demás como usted lo hace”, dijo.

Szymanski dijo que el testimonio de los cristianos perseguidos sirvió como recordatorio de que "el sacrificio va de la mano con un amor profundamente arraigado". También destacó el trabajo de los cristianos en India para ayudar a los pobres durante la pandemia de coronavirus.

"Durante el primer cierre de COVID-19 en India… millones de trabajadores quedaron varados sin trabajo ni refugio durante días bajo el calor mortal, esperando un pequeño espacio en el tren para regresar a casa", dijo.

"Un grupo llamado las Pequeñas Comunidades Cristianas, una red en la India que incluye a laicos y religiosos, se encargó de distribuir alimentos y agua, así como máscaras y gel desinfectante a los que estaban a lo largo de las vías".

"Los miembros de estas Pequeñas Comunidades Cristianas son tan pobres como los que necesitan ayuda, pero confían plenamente en el poder de la oración y la Providencia. Así que volvieron a casa y organizaron oraciones desde sus hogares utilizando megáfonos para recitar las letanías desde el techo y que así los que estaban en las vías pudieran unirse a ellos". "Tenemos que recordar esto y tomarlo en serio: el infierno tiembla ante el sonido de las oraciones de los pobres", dijo.