Lo hemos repetido en más de una ocasión: la caradura okupa no conoce límites, y estamos asistiendo a un fenómeno que cada vez es más común: el okupa okupado. Es decir, el caradura okupa se tiene que enfrentar a la caradura de otro okupa que intenta quitarle el piso que primero okupaba él. Aunque parezca una locura, la legislación protege la inviolabilidad del domicilio, aunque el que habite en él sea un okupa.
No es el primer caso que contamos: lo hemos visto con dos familias que se denunciaron porque una okupó a la otra, o también en Valdemoro, donde un okupa arrendaba las habitaciones, se fue de vacaciones y cuando volvió se dio cuenta de que eran sus inquilinos los que le habían okupado. O con el okupa que llamó a la Policía... para que echaran a unos okupas que le habían okupado.
Este nuevo caso lo cuenta el Diario de Mallorca, una mujer que vivía como okupa en Palma, se fue a trabajar y cuando volvió se encontró que una pareja había okupado la vivienda.
La nueva pareja okupa mantiene que pagó 1.000 euros a una persona que les había asegurado que la casa estaba vacía. Como hemos visto en otros casos la Policía Local de Palma tuvo que intervenir. Una patrulla de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Policía Local se desplazó a la zona a las cuatro y media de la madrugada para mediar en el conflicto okupa.
La casa resultó para la primera okupa, la pareja se vio obligada a abandonarla y facilitó el nombre del individuo al que habían pagado por un presunto delito de estafa. Curiosamente se trata de la misma persona que instaló a la primera okupa en la vivienda y es que el edificio entero está okupado. Por lo que el individuo actúa de 'casero de okupas'.