El término 'Latinoamérica' es un invento de Napoleón III, cuando invadió México. Quería tener su propio imperio en Iberoamérica pero, claro un francés no pasa por español o portugués y entonces se inventó lo de latino.
Cierto, el francés, como el español, el portugués o el italiano, proceden del latín. Ahora bien, hispano viene de España e Iberoamérica de Iberia. Que españoles e hispanoamericanos nos califiquemos de latinos es de una estupidez tan bestial que sorprende y asombra, todo en uno.
No somos latinos, somos hispanos, también los españoles. Hay que ser muy tonto para autotitularse latino o latinoamericano, el adjetivo que los anglosajones siempre pronuncian con profundo desprecio. Y dicho sea de paso, no me extraña.
Lo más doloroso ha sido que la jerarquía eclesiástica, la organización más influyente en todo el mundo hispano, es la que más querencia siente hacia la utilización del término 'latino'. Pues mire usted, no hablamos latín, hablamos español y portugués.