El calor ha traído el principio del fin del verano. Es la paradoja de volverse de la playa y toparse con lo que posiblemente allí no había: calor, mucho calor. Pero es curioso, septiembre es para muchos el inicio del año y que el 31 de diciembre no pasa de ser una fecha de obligada celebración, que en muchas ocasiones se pasa incluso mal. Es el despertar del ser humano a la vuelta al trabajo, los niños al cole, los objetivos empresariales y las campañas editoriales con sus novedades, con las que pretenden dar un cierre que salven los trastos gracias a la navidad. Esta mañana me ha llegado el boletín de Criteria Club de Lectores y me ha llamado la atención el tema del asunto: Vente a las terceras SELECCIONES cargando la mano con el agotador sin fin de la falta de acuerdo para tener Gobierno y que no, que nada, que los señores candidatos no cumplen con sus deberes pero sí cobran (algo que a usted y a mí no nos pasa si incumpliéramos profesionalmente con nuestras responsabilidades). Lo cierto es que viene cargado de buenas recomendaciones, el boletín de Criteria digo, y toca el obligado apoyo a los padres con el inicio del colegio, una sección de libros biográficos y otros que saca del trastero, que posiblemente solo ellos son capaces de suministrarle. Pero lo más importante es que esta tienda virtual (on-line, para los que viven de anglicismos) solo muestra en cada uno de sus newsletter de recomendaciones, la punta del iceberg, porque cuando uno bucea en lo profundo del pozo de su web encuentra joyas y de algunas de esas quiero hablar (solo de unas pocas, el resto se lo dejo a usted). Los intelectuales (Homo Legens), de Paul Johnson. Este historiador trata de desenmascarar (y lo consigue) a cada uno de aquellos sustitutos que pretendieron ser de los que según ellos dirigían la vida del pueblo como era el clero o la aristocracia. Uno a uno: Rosell, Marx, Shelley, Ibsen, Tolstoi, Hemingway, Bertold Brech, Bertrand Rusell y Sartre, entre otros, son abiertos en canal y muestra las incoherencias de lo que ellos predicaban y cómo lo vivían. (Entre usted y yo: hay muchos de estos nuevos clérigos entre los políticos que nos tocan sufrir). Sobre el amor humano (El Buey Mudo), de Gustave Thibon, autor católico y muy prolífico en temas de esencia trascendental en el ser humano. Precisamente este título abarca el amor, esa materia que recoge las potencias del hombre: inteligencia y voluntad, y que nos hace únicos en la naturaleza y por lo tanto responsables de nuestros actos. 1984 (Debolsillo), de George Orwell. Ese autor dio en el clavo porque quizá sabía demasiado. Su novela futurista, entre otras, era un grito en el cielo de lo que ya entonces sucedía en determinados lugares dentro de algunas esferas y que hoy con la globalización existente y la realidad de la imposición cada día más cierta del Nuevo Orden Mundial, es bueno darse un repaso por esta sobrecogedora novela, no tanto por lo que allí cuenta (que también) si no por la similitud del control humano del Gran Hermano: Agencia Tributaria, Google, Faceboook. José Antonio y la Economía (Grafite). Juan Velarde trae a colación cuál era el verdadero proyecto económico-político de José Antonio Primo de Rivera, un proyecto que hoy sería renovador e innovador pero que los partidos actuales rechazarían solo por ser quién era el creador del proyecto, aunque sin embargo estos mismos son incapaces de resolver los problemas de la economía real (la que nos afecta a todos) porque están demasiado preocupados con las macrocifras que ofrecen los presupuestos, las vinculaciones europeas y las mundiales. Esa es la diferencia principal con José Antonio, que estos de hoy cada vez están más lejos del ciudadano porque para eso ya se tejió un proyecto de Sociedad del Bienestar, para que estemos servidos y no pidamos más que pan y circo, que ya el resto funciona solo... ¡En fin! Un libro muy recomendable que le costará encontrar a día de hoy. Humberto Pérez-Tomé Román @hptr2013
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