La hemos repetido en más de una ocasión: la caradura okupa no conoce límites, y estamos asistiendo a un fenómeno que cada vez es más común: el okupa okupado. Es decir, el caradura okupa se tiene que enfrentar a la caradura de otro okupa que intenta quitarle el piso que primero okupaba él. Aunque parezca una locura, la legislación protege la inviolabilidad del domicilio, aunque el que habite en él sea un okupa.
No es el primer caso que contamos: lo hemos visto con dos familias que se denunciaron porque una okupó a la otra, o también en Valdemoro, donde un okupa arrendaba las habitaciones, se fue de vacaciones y cuando volvió se dio cuenta de que eran sus inquilinos los que le habían okupado.
Como decimos, empieza a darse con cada vez más frecuencia, y ahora ha ocurrido en Tudela, Navarra. Un hombre llamaba a la Policía Local informando de que su domicilio había sido okupado por otras personas.
Los agentes identificaron a la persona que llamaba y se dieron cuenta que esa persona también era okupa, el cual se encontraba en la casa con anterioridad a los otros okupas.
El hombre fue detenido el día anterior y tuvo que pasar la noche en el calabozo, lo que los otros okupas aprovecharon para entrar en la vivienda. La situación fue tal que los agentes tuvieron que mediar entre los dos grupos para apaciguar la situación y finalmente lograron que se llegara a un acuerdo, siendo el okupa con más antigüedad, es decir, el que hizo la llamada, el que se quedó con la vivienda.