Hace unos días contábamos en Hispanidad el desalojo de unos okupas en Majadahonda, que acabó con la detención de tan sólo cinco de ellos detenidos. Además pedían "un poquito de respeto", faltaría más. Ahora son los vecinos de Arganzuela, también en Madrid, los que están sufriendo los estragos de la okupación. 

Un grupo de 10 hombres de origen africano okuparon un local hace aproximadamente un año, era un local cerrado que hasta entonces funcionaba como un restaurante. Los vecinos denuncian que soportan peleas, ruidos y suciedad. 

Y es que alertan de que beben, se drogan y trapichean, soportando el constante olor a marihuana que se cuela por las viviendas. Además, cuentan que hacen sus necesidades en el parque infantil

Unos vecinos han hablado con Espejo Público y han segurado que "Normalmente los ves con armas blancas y cuchillos de grandes dimensiones", no saben decir cuántas personas hay en el local pero cuentan que es costumbre ver a escuchar a mujeres que entran y salen, muchas de ellas gritan de madrugada: no saben si a estas mujeres "las están apaleando o haciendo yo que sé el qué".

A la situación por la que están pasando, hay que sumarles que la Policía ha confirmado que estos okupas se han empadronado en el local, recuerden que el okupa que haya conseguido acceder y quedarse en una vivienda puede empadronarse en ella, una muestra más del mundo al revés que supone la okupación

Para lograr el empadronamiento no es necesario ni un contrato de alquiler ni los papeles que demuestren la posesión de la vivienda, es suficiente con presentar algún docunento que acredite que se vive en un lugar concreto que se fija como residencia. A lo que hay que sumar el hecho de que una persona empadronada en una vivienda puede censar, al mismo tiempo, a las personas que viven con él.

Con el empadronamiento los okupas consiguen beneficios. Primero, demuestran que habitan la vivienda. Segundo tienen acceso a ayudas públicas que precisan de un domicilio, por ejemplo, el Ingreso Mínimo Vital. Y por último, si el okupa tiene hijos y los censa en la vivienda, se declara la situación de vulnerabilidad, por lo que no podrían ser expulsados del domicilio

Pero estos okupas no buscan beneficiarse de las ayudas públicas, son okupas con conciencia social y su intención es dar de alta el local como club social, ¿no es maravilloso?: "La Policía me comentó que se han empadronado en un restaurante. Se saben todas las leyes para seguir ampliando ese plazo y estar aquí", señala una vecina.