Primero lean en Friday Fax por qué la salvajada trans pasa hoy por algo sensato, blanco, normalizado. Son las Naciones Unidas, sede social del Nuevo Orden Mundial (NOM), quien lo promociona, como un montón de salvajadas más, aunque la sede corporativa de la ideología de género sea el domicilio social de la plutocracia reinante... que es quien blanquea la transexualidad y la libre elección de sexo.
Ahora bien, ¿cómo es posible que alguien en su sano juicio acepte majaderías tales como la autodeterminación de sexo cuando todo el mundo sabe que se nace hombre o mujer y que nadie nos ha pedido permiso para nacer varón o nacer mujer? La explicación es sencilla: los que, en el incomparable marco de la ONU, dictaminan sobre la barbarie de hormonaciones, mutilaciones, etc. son activistas trans. Acabáramos.
La punta de lanza en defensa de la salvajada trans es filial de ONU: es la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ahora, la de don Tedros ha pasado de sembrar la histeria Covid a sembrar la histeria climática. Vean el alegato jurídicamente impecable de un abogado que resume cómo la OMS impone a la humanidad, sin poseer ninguna autoridad para ello, las mayores barbaridades.
Sencillamente, la OMS es la encargada de velar por nuestra salud y como la salud es lo único que valoramos, obedecemos sin rechistar.
Ya saben, las tiranías del futuro se harán en nombre de nuestra salud y de nuestra seguridad. Los taxistas madrileños inventaron aquello de “por tu seguridad... pasa por caja”. Por nuestra seguridad, o por nuestra salud, que viene a ser lo mismo, nos humillaremos y arruinaremos. Y, por supuesto no mejorará nunca en seguridad, que está en manos de Dios, ni nuestra salud, que está en la peores manos: las de de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Incluso si lo miramos en positivo, recuerden que los médicos no nos han alargado la vida: nos han alargado la vejez.
¿Alternativa? Esta: confíe en Dios y viva feliz, sin agobiarse por el calentamiento global ni por el calentamiento mental. éste mucho más dañino que aquel.
Eso sí, Santidad: urge que aclare la doctrina católica sobre la ideología de género en todos sus frentes: feminismo, homosexualidad y transexualidad. Tampoco es tan difícil.
Además, mantenerse en la ortodoxia, es decir, en el sentido común, sirve para obtener buenos resultados. Recuerden que a Disney, Netflix y demás adalides de lo woke, del mundo al revés, les va fatal y ya se están cansando de hacer el ridículo.
Recuerden, también, que en el Orgullo de este año 2023 los grandes bancos españoles han rebajado su apoyo a la juerga porque están dispuestos a aplaudir la diversidad pero no la salvajada trans, un verdadero experimento de aprendiz de brujo... cuyas consecuencias asustan de sólo pensarlas.