Debemos examinar más de cerca y con una mirada crítica el pacto entre el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español que ha permitido desbloquear el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) tras aproximadamente 2.000 días de parálisis debido a los intereses políticos y cálculos partidistas de ambos. Este acuerdo debería haberse centrado hace meses pensando en el bien común y, sobre todo, en la verdadera separación de los poderes legislativo y judicial, que en la actualidad se desdice de forma vergonzante.

También pone en evidencia al presidente Pedro Sánchez, quien, en un tono altanero y desafiante, dio un plazo de quince días: «Nos damos como Gobierno hasta final de este mes, hasta junio, y si en junio el Partido Popular no desbloquea esta situación, el Gobierno de España, junto con el Congreso de los Diputados, dará una respuesta a lo que es un auténtico atropello constitucional, que es el secuestro que está perpetrando el Partido Popular a un órgano importante que es el Gobierno de España». Sin embargo, esa declaración resultó ser un farol, ya que el plazo se lo había impuesto Europa y no tuvo más remedio que aceptar un acuerdo con el PP. Aunque no le guste el resultado final, pues parece que no podrá manejarlo tan fácilmente como a él le hubiera gustado. De hecho, se ha dado a conocer que un informe de la Unión Europea, muy crítico con la situación judicial española que ha provocado los tejemanejes de Sánchez, ha sido lo que le ha llevado a aceptar el acuerdo con los populares.

¿Quién nos asegura que las buenas intenciones del acuerdo entre González Pons y Félix Bolaños no se convertirán en papel mojado cuando se trate de frenar la corrupción, que cada día rodea más a Sánchez, a su esposa Begoña Gómez y a su hermano David Sánchez, alias 'David Azagra'?

Y es que a primera vista parece una buena noticia, a menos que, como en ocasiones anteriores, el PSOE y Pedro Sánchez no cumplan su palabra. Lo que podría ser positivo corre el riesgo de ser manipulado para favorecer los intereses personales y políticos de Sánchez, como ha sucedido con las 25 instituciones que mencionaré: Consejo de Estado, Tribunal Constitucional, Tribunal de Cuentas, Fiscalía General del Estado, Renfe, CIS, AENA, SEPE, Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, CSIC, Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado, CNMC, Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, SEPI, Agencia EFE, Indra, Navantia, Correos, Red Eléctrica, RTVE, Hipódromo de la Zarzuela, Cetarsa, Enusa, Sepides, Mercasa y Mayasa. También están en proceso de colonizar: el Banco de España, Indra, Naturgy y Telefónica. Y de alguna manera, también la Corona, ya que tienen secuestrada la agenda de Felipe VI, quien no solo firma lo que le ponen delante, sino que además no hace nada por evitarlo.

Dicho esto, ¿quién nos asegura que las buenas intenciones del acuerdo entre González Pons y Félix Bolaños no se convertirán en papel mojado cuando se trate de frenar la corrupción, que cada día rodea más a Sánchez, a su esposa Begoña Gómez y a su hermano David Sánchez, alias David Azagra? Y es que, al fin y al cabo, un presidente no tiene el poder cien por cien de todo, pero hemos podido comprobar que puede manipularlo como le convenga, solo hace falta no tener principios e importarle solo su propia persona.

Lo notable es que los acuerdos centrales que permiten que la política sea como es, se mantienen solo a través del bipartidismo, lo que ha generado el descontento de otros actores como Sumar (socio de gobierno), Junts, ERC, Bildu y PNV, quienes se han enterado por la prensa, al igual que nosotros

Volviendo al acuerdo, hay dos aspectos que conviene destacar. Pro notable es que los acuerdos centrales que permiten que la política sea como es, se mantienen solo a través del bipartidismo, lo que ha generado el descontento de otros actores como Sumar (socio de gobierno), JuntsERCBildu y PNV, quienes se han enterado por la prensa, al igual que nosotrosimero, que según los expertos en estructuras y personas jurídicas, la selección de los elegidos parece equilibrada. Segundo, que desde el punto de vista normativo, PP y PSOE superan ampliamente los 3/5 de mayoría necesarios, por lo que tienen legitimidad para hacerlo. Sin embargo, lo notable es que los acuerdos centrales que permiten que la política sea como es, se mantienen solo a través del bipartidismo, lo que ha generado el descontento de otros actores como Sumar (socio de gobierno), JuntsERCBildu y PNV, quienes se han enterado por la prensa, al igual que nosotros. Estos partidos están para lo que están: chantajear a un gobierno débil y sin principios, y aprovecharse de un presidente preso de sus deseos. Al final, el bipartidismo se lo guisa y se lo come sin invitar a nadie al festín.

Por su parte, Vox, la tercera fuerza política del país, ha criticado a Alberto Núñez Feijóo por ser débil y no saber usar su fuerza en el hemiciclo, su única herramienta para detener a Sánchez. Además, lo acusan de traicionar a sus electores, pues mientras convocaba manifestaciones contra el gobierno, negociaba a puerta cerrada con el mismo gobierno el CGPJ. No obstante, hay que reconocer que, si esta jugada le sale bien al líder de la oposición, será un golpe de efecto muy potente desde el punto de vista electoral, ya que el Gobierno ya no podrá acusarlos de antidemocráticos por no cumplir con la legislación. Tendrán que recurrir a temas como Franco y el Valle de los Caídos, otra vez si tienen algo que decir para tratar de hacer daño, pero sospecho que esto ya no sirve de tanto usarlo, ni frota, ni saca brillo, ni da esplendor. Me temo que van a tener que seguir haciendo uso del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, para airear datos de particulares, como con la pareja de Isabel Díaz Ayuso para generar más fango.

Política para perplejos (Galaxia Gutenberg), de Daniel Innerarity. Vivimos en una época de incertidumbre. En sociedades anteriores a la nuestra, los seres humanos han vivido con un futuro tal vez más sombrío, pero la estabilidad de sus condiciones vitales -por muy negativas que fueran- les permitía pensar que el porvenir no les iba a deparar demasiadas sorpresas. La perplejidad es una situación propia de sociedades en las que el horizonte de lo posible se ha abierto tanto que nuestros cálculos acerca del futuro son especialmente inciertos.

La mentira en política (Alianza Editorial), de Hannah Arendt. Nuestra querida Arendt propone un brillante diagnóstico de las trampas epistémicas mediante las que un gobierno puede desentenderse de rendir cuentas de la realidad y los hechos, reduciendo el vínculo con la ciudadanía a mera manipulación y propaganda. El ensayo denuncia fenómenos tan actuales como la "posverdad", previniendo de los perniciosos efectos que genera supeditar la agenda política al dictado de relatos falaces y técnicas demoscópicas.

Por qué fracasa la política (Península), de Ben Ansell. El profesor plantea en este ensayo la respuesta a los problemas de desafección política que padecen las sociedades occidentales, y en particular sobre la distancia que se establece entre los principios que enarbolamos y las acciones políticas de aquellos a quienes elegimos. El ensayo analiza las cinco fallas de la política que nos impiden vivir en una sociedad más justa, igualitaria, próspera y sostenible.