Comenzamos esta crónica semanal sobre persecución a los cristianos en Pakistán, donde un joven cristiano de 17 años —Danish Masih— de la ciudad de Ghafari, fue drogado, secuestrado y violado -sodomizado- por un grupo de musulmanes varones, antes de que lo abandonaran en una zona desierta. Aunque el padre había denunciado su desaparición, la policía no tomó ninguna medida y el muchacho regresó solo a casa tras cinco días de cautiverio, informa Asia News.
Danish fue drogado y quedó inconsciente antes de ser secuestrado por un musulmán llamado Ali Raza y su banda. Lo mantuvieron preso en un lugar desconocido y lo violaron. Lo abandonaron después en una zona cercana a Faisalabad y el muchacho logró encontrar el camino para regresar a su casa e informar a su familia.
Una activista de derechos humanos, Lala Robin, expresó su frustración por la actitud de la policía: “Los cristianos somos una minoría y también estamos solos. Para nosotros no hay justicia ni igualdad de derechos”. Aunque ahora la policía está buscando a los culpables, nadie ha sido arrestado. Pero la familia de Danish pide que se haga justicia.
La familia de Danish pide que se haga justicia
Este incidente es solo el enésimo caso de violencia contra los cristianos en Pakistán. Ante el aumento de secuestros, abusos sexuales de menores, conversiones y matrimonios forzados, la Comisión Católica Justicia y Paz (CCGP) había organizado un seminario en la parroquia del Sagrado Corazón de Sahiwal para solicitar a la Asamblea Federal y Provincial una nueva legislación que ponga fin a estas prácticas.
Nos vamos a la India, donde la violencia anticristiana no deja de crecer en los últimos años. En los cinco primeros meses de 2021 se han contabilizado 127 episodios, según los datos recogidos por asociaciones que defienden a los cristianos, recoge Religión en Libertad de Fides.
Según relata una de ellas, United Christian Forum (UCF), las denuncias incluyen ataques de multitudes y amenazas e intimidaciones de diversa índole. La violencia religiosa se ve asimismo exacerbada por las condiciones de pobreza e indigencia que ha causado la pandemia en algunas zonas del país.
En estos incidentes, 555 mujeres, 120 dalits y 189 tribales han resultado heridas. Los incidentes de violencia religiosa, señala la UCF, “se han vuelto tan comunes que ya nadie siente la necesidad de condenarlos", ya sean líderes políticos, de la sociedad civil e incluso líderes religiosos, por lo que Michael advierte del peligro de la indiferencia.
Los 29 millones de cristianos en la India suponen en torno al 2,3% de la población total del país, por un 80% de hindúes y un 14% de musulmanes
Y cerca de la India, en Myanmar (antigua Birmania), el padre Michael Aung Ling, párroco de la iglesia católica de San José en Kanpetlet, en el estado birmano de Chin, fue detenido esta semana por los militares del ejército birmano y sigue bajo custodia.
Según ha confirmado a la Agencia Fides una fuente de la Iglesia local, “hay mucha preocupación por su suerte y todos piden su liberación inmediata”. Los militares se lo han llevado esta mañana tras asaltar su residencia parroquial, acusándole de apoyar a las Fuerzas de Defensa de Chinlandia (FDC), parte de las fuerzas de resistencia popular surgidas en todo Myanmar para oponerse al golpe de Estado del 1 de febrero, informa Fides.
Según los militares, el sacerdote ofrecía refugio a los jóvenes combatientes de la resistencia en su iglesia parroquial. El ejército también ha incautado todos los sacos de arroz y los víveres almacenados para los alumnos que normalmente utilizan los locales de la parroquia, donde estudian en régimen de internado. “El episodio es un acto más de violencia y crueldad contra personas o estructuras de la Iglesia local”, señala una religiosa local.
Las tropas del Tatmadaw (ejército birmano) utilizan armas pesadas, como fusiles automáticos y lanzacohetes
En el estado de Chin, al este de Myanmar, en la frontera con la India, los enfrentamientos entre el ejército birmano y los combatientes de la resistencia local se han intensificado en la zona de Kanpetlet, al sur del estado. Los combatientes de la resistencia, equipados con armas caseras como escopetas y explosivos caseros, utilizan tácticas de guerrilla para luchar contra las fuerzas del régimen, con emboscadas y asaltos a pequeños convoyes. Las tropas del Tatmadaw (ejército birmano) utilizan armas pesadas, como fusiles automáticos y lanzacohetes, contra los combatientes locales.
En esta fase crítica, la Iglesia católica de la diócesis de Hakha está proporcionando refugio y alimentos a los desplazados, entre ellos mujeres, ancianos y niños, que han huido de sus hogares a causa de los intensos combates. Los militares patrullan el territorio y registran las casas y estructuras religiosas en las que los jóvenes podrían refugiarse, sin evitar cometer actos de violencia contra los civiles.
En la diócesis de Hakha, de una población de más de 700.000 habitantes, la mayoría de ellos de etnia Chin, hay unos 35.000 católicos, pero cerca del 40% de toda la población es cristiana protestante.