Comenzamos esta crónica semanal de persecución a los cristianos en Peshawar (Pakistán), donde dos miembros de una familia cristiana han sido disparados y heridos por comprar una casa en un barrio musulmán y mudarse a ella a vivir. La policía ha detenido a varios de los responsables, pero el autor, Salman Khan, sigue en libertad, recoge Asia News.

Hace aproximadamente un mes, Nadeem Joseph compró la casa y se mudó a ella con su familia a finales de mayo. Pero entonces Salman Khan se presentó en la casa exigiéndoles que abandonaran inmediatamente el inmueble porque aquel era un barrio musulmán y los cristianos (como los hebreos) son considerados enemigos del islam.

Durante varios días, tanto Salman como sus hijos amenazaron e intimidaron a Nadeem y su familia. El día del ataque, Salman se presentó en la casa de Nadeem dándoles un ultimátum de 24 horas. Este cristiano respondió que él y sus familiares tenían el derecho de vivir donde quisiesen y que no se irían.

Pero entonces Salman Khan se presentó en la casa exigiéndoles que abandonaran inmediatamente el inmueble porque aquel era un barrio musulmán y los cristianos (como los hebreos) son considerados enemigos del islam

Al percatarse que tanto Salman como sus hijos llevaban armas fuego, Nadeem corrió a llamar a la Policía, pero antes de lograrlo fue disparado. Los agresores comenzaron a continuación a disparar contra los otros miembros de la familia, hiriendo en la espalda a su suegra.

Ningún vecino fue en auxilio de los cristianos heridos. La propia familia llamó a Emergencias y una ambulancia llevó a Nadeem y a su suegra al hospital, donde todavía están ingresados, pero fuera de peligro.

Para Khalid Shahzad, activista cristiano que se puso en contacto con la familia de Nadeem y la Policía, este crimen muestra el alto nivel de intolerancia contra las minorías en Pakistán. “El principal culpable está aún libre, las Fuerzas del orden deben hacer lo posible para capturarlo y llevarlo a la justicia”.

Seguimos en Pakistán donde una familia católica en Pakistán acudió al Tribunal Superior de Justicia en su lucha por recuperar a su hija de 14 años, que según dicen, fue secuestrada por un hombre que la forzó a casarse con él y le exigió que abandonara su fe.

En declaraciones a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el abogado Khalil Tahir Sandhu confirmó que el martes 2 de junio presentó una petición a Muhammad Qasim Khan, Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Lahore (Punjab, Pakistán), para apelar el caso de Maira Shahbaz.

Los testigos afirmaron que el 28 de abril Maira caminaba cerca de su casa en Madina Town, ubicado cerca de Faisalabad, cuando Nakash y dos cómplices armados se detuvieron en un automóvil, la secuestraron y dispararon balas al aire mientras huían a gran velocidad.

La familia quiere revocar el fallo del 5 de mayo del Tribunal de Magistrados de Faisalabad que dictaminó que la niña católica tiene 19 años y por ello la consideran como válidamente casada con el musulmán Mohamad Nakash. Sin embargo, el abogado presentó documentos oficiales que demuestran su minoría de edad y que Nakash, que trabaja como barbero, ya está casado y tiene dos niños pequeños. En su defensa, Nakash argumenta que, a pesar de la ley, que prohíbe el matrimonio con menores de edad, casarse con Maira está permitido oficialmente por la costumbre islámica que, según él, es válida, siempre que la niña haya tenido su primer período menstrual.

El brutal homicidio de Sambaru sucede apenas hace un mes después que otro cristiano, Kama Sodi fuera linchado casi hasta la muerte y su casa saqueada

La violencia contra los cristianos también tiene lugar en la India, donde el joven cristiano Sombaru Madkami fue sacado de su casa, linchado, asesinado y sepultado en la cima de una montaña cercana a su pueblo, recoge Infocatólica de Asia News.

El brutal homicidio de Sambaru sucede apenas hace un mes después que otro cristiano, Kama Sodi, fuera linchado casi hasta la muerte y su casa saqueada.

Sajan K George, presidente del Global Council of Indian Christians (GCIC), explica que Sombaru estaba en su hogar cuando un grupo de hombres se acercó y le exigieron que saliera a la calle para hablar con él. Cuando el joven accedió a salir, fue agredido, asesinado y posteriormente su cuerpo fue llevado por parte de los asesinos a una montaña cercana donde le enterraron de mala manera.

El resto del grupo de fundamentalistas fue visitando otras casas de cristianos, pero todos optaron por huir para no correr la misma suerte que el joven asesinado. Cuando la turba fundamentalista se retiró, los cristianos denunciaron los hechos a la policía pero se teme que, como ha ocurrido en otras ocasiones, los autores de agresiones y crímenes contra cristianos queden impunes.

Nos amenazaron afirmando que, si nos negábamos a obedecer, nos colocarían en una lista negra y nos aseguraron que nuestros hijos y nietos no podrían asistir a la universidad ni enrolarse en el ejército

Y de la India a la China comunista donde, según informa la revista Bitter Winter y recoge Infocatólica, ni siquiera los cristianos muertos se libran de la persecución religiosa; la mayor parte de las ceremonias religiosas son prohibidas y las tumbas de los creyentes son despojadas de sus símbolos.

El 16 de abril, cuatro funcionarios gubernamentales se presentaron en la iglesia católica de Linjiayuan emplazada en el condado de Cangnan de la ciudad de Wenzhou, en la provincia oriental de Zhejiang. Los mismos ordenaron al responsable de la iglesia que eliminara los caracteres que significaban «padre» de la lápida de John Wang Zhongfa, un sacerdote que se había opuesto ardientemente a la injerencia del Partido Comunista Chino (PCCh) en los asuntos de la Iglesia católica, quien en el año 2017 fue enterrado en un cementerio cercano. Los funcionarios amenazaron con destruir el monumento si no se acataban las órdenes. También ordenaron desmontar el techo y el piso de una estructura utilizada para celebrar misa en el cementerio y convertir un edificio adyacente utilizado por los clérigos para cambiarse antes de los servicios en un baño público. El director no tuvo más remedio que hacer lo que se le ordenó.

En septiembre del año pasado, en la ciudad de Leqing de Zhejiang, la familia de un católico, quien falleció a causa de una enfermedad, estaba celebrando un funeral en homenaje al fallecido cuando funcionarios del Gobierno local irrumpieron en el lugar y ordenaron retirar todos los elementos religiosos, incluidas las cruces y pinturas. También le ordenaron al grupo de feligreses que cantaban himnos que se detuvieran, amenazando con negarse a incinerar al difunto si desobedecían.

En el mes de diciembre, un católico de 80 años, procedente de la ciudad de Fuzhou de la provincia suroriental de Jiangxi, falleció. Antes de morir, les pidió a sus hijos que celebraran su funeral siguiendo los ritos católicos. Respetando el último deseo de su padre, los hijos llamaron a un sacerdote y a los miembros de la congregación para que rezaran y cantaran himnos durante el funeral.

Según un pariente, al enterarse del funeral, varios funcionarios gubernamentales se presentaron en el hogar del difunto, donde se estaba celebrando el velatorio, y le prohibieron a los hijos del mismo celebrar cualquier tipo de ceremonia religiosa. «Dijeron que, dado que el Partido Comunista los alimenta, el funeral debía ser organizado de acuerdo con sus políticas, y no siguiendo tradiciones religiosas», recordó el pariente. «Los funcionarios también afirmaron que el catolicismo es una religión extranjera, proveniente de Roma, y ​​que las reuniones de creyentes pueden indicar su oposición al Gobierno. Nos amenazaron afirmando que, si nos negábamos a obedecer, nos colocarían en una lista negra y nos aseguraron que nuestros hijos y nietos no podrían asistir a la universidad ni enrolarse en el ejército».

Urgen oraciones por los cristianos perseguidos por su fe en Cristo.