Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Pakistán, donde Nouman Asghar, un joven cristiano de 24 años de la ciudad de Bahawalpur, en Punyab, fue condenado esta semana a muerte por blasfemia por un tribunal de primera instancia de Bahawalpur.
El joven había sido detenido en 2019 por violar el artículo 295-c del Código Penal, que castiga el vilipendio hacia el profeta Mahoma, debido a una supuesta blasfemia consumada a través de WhatsApp. En el teléfono móvil del joven y de su amigo Sunny Mushtaq -que también fue detenido- se encontraron mensajes que contenían dibujos blasfemos del profeta Mahoma en el chat de WhatsApp.
El juicio contra el joven concluyó el pasado enero, pero el juez de distrito del tribunal de primera instancia de Bahawalpur tardó cinco meses en emitir el veredicto, que se ha hecho público hoy, 30 de mayo, informa Fides.
La familia del joven niega la acusación. Según los abogados, Mushtaq y Asghar recibieron una caricatura blasfema en sus smartphones. Sin embargo, ese dibujo se lo envió Bilal Ahmad, un joven musulmán, pero la policía no tomó ninguna medida contra Ahmad, que era el remitente de la imagen blasfema. "Este es otro ejemplo de uso indebido de las leyes sobre blasfemia", afirma el abogado Anthony, que pide a las autoridades que lleven a cabo una investigación justa del caso y anuncia un recurso.
Corea del Norte es conocida por ejecutar, torturar y maltratar físicamente a las personas por su fe o sus actividades religiosas
Nos vamos a Corea del Norte, donde las autoridades norcoreanas arrestaron a cinco cristianos de una misma familia acusados de haber organizado un encuentro «clandestino» de oración. Se teme que sean enviados a campos de reeducación por medio del trabajo, que funcionan como auténticos campos de concentración, recoge Asia News.
En un país donde las religiones están prohibidas, con una férrea dictadura de cuño comunista, solo se permite el culto a la familia Kim -que está en el poder desde hace décadas y a la que se adora como dioses- y una acusación de este tipo implica la condena a campos de trabajo. Estos hechos ocurrieron el 30 de abril en la aldea de Tongam, cerca de Sunchin, en la provincia de Pyongan, que se encuentra en el centro del país, pero recién se conocieron en las últimas horas.
Según informa Radio Free Asia (RFA), los cinco pertenecen a una misma familia y se reunieron el domingo por la mañana -como solían hacer todos los fines de semana- en una casa de campo para rezar y profundizar en la lectura de la Biblia. Sin embargo, un informante los había denunciado y los agentes de policía los detuvieron.
Corea del Norte es conocida por ejecutar, torturar y maltratar físicamente a las personas por su fe o sus actividades religiosas y es uno de los 17 países involucrados en violaciones «sistemáticas, continuas y graves» a la práctica del culto, según el informe 2023 de la Comisión estadounidense de libertad religiosa. Las Biblias y otros materiales religiosos se pasan de contrabando de forma encubierta a través de la frontera china y se distribuyen a las Iglesias clandestinas por medio de una red secreta. «Las personas arrestadas - concluye la fuente - a pesar de las presiones se negaron a renunciar a su fe».
Tras los interrogatorios y registros, exhibe «pruebas» de fraude y conversiones forzosas contra los niños
Y terminamos en la India, donde el presidente de la Comisión Nacional de Protección de la Infancia (NCPCR) Priyank Kanoongo, continúa su campaña persecutoria contra las instituciones educativas cristianas. Después de amenazar con detener al obispo de Jabalpur, ahora apunta a un centro para niños de Katni, informa Asia News.
El patrón es siempre el mismo: Kanoongo decreta una inspección sorpresa en un centro juvenil de inspiración cristiana. E, invariablemente, tras los interrogatorios y registros, exhibe «pruebas» de fraude y conversiones forzosas contra los niños. Acusaciones que a menudo se desinflan cuando llegan a los tribunales, pero sólo después de haber aumentado el sentimiento de amenaza frente a los hindúes y la hostilidad hacia los cristianos en un estado dirigido por el BJP, el partido nacionalista hindú del primer ministro, Narendra Modi.
Las religiosas rechazaron las acusaciones en una nota, explicando que los cinco chicos en cuestión son en realidad los mismos que llevan tiempo creando problemas disciplinarios y que sólo para no devolverlos al difícil entorno del que procedían no fueron expulsados del albergue. En la práctica, Kanoongo, en lugar de hacerse cargo de una situación delicada, utiliza a los chicos con fines políticos.