En Pakistán, los perseguidores de los cristianos utilizan la ‘ley de blasfemia’ contra ellos, muchas veces de manera torticera e injusta, como venganzas personales, etc.
El último caso es el del cristiano Zafar Bhatti, de 57 años, a quien se le ha cambiado la cadena perpetua por la pena de muerte. Su mujer asegura que le han ofrecido apostatar -convertirse al islam- para ser libre, algo a lo que él se ha negado, recoge Infocatolica de Asia News.
Es el preso paquistaní que lleva más tiempo en la cárcel por el delito de blasfemia: desde el 22 de julio de 2012. Pero él siempre se ha proclamado inocente. Ahora se encuentra en la prisión de Adiala, en Rawalpindi. Pero ahora también se teme por su misma vida debido a que el juez Sahibzada Naqib Shehzad, del Tribunal de Distrito local, decidió el 3 de enero cambiar la pena de cadena perpetua que estaba cumpliendo por la pena de muerte.
Bhatti había fundado una pequeña ONG local llamada «Jesus World Mission» para ayudar a los necesitados y fue arrestado por enviar mensajes blasfemos desde un teléfono celular cuya tarjeta no estaba a su nombre
Bhatti había fundado una pequeña ONG local llamada «Jesus World Mission» para ayudar a los necesitados y fue arrestado por enviar mensajes blasfemos desde un teléfono celular cuya tarjeta no estaba a su nombre. En 2017 fue condenado a cadena perpetua en virtud del infame artículo 295-c del código penal de Pakistán, por «deshonrar al profeta Mahoma». Estando en la cárcel también habría sufrido violencia. El 16 de diciembre, en una audiencia de revisión de la sentencia, el abogado Naseeb Anjum planteó numerosas objeciones a las acusaciones, pero la reacción del juez de Rawalpindi fue sentenciarlo a la pena de muerte, recoge Asia News.
«Bhatti es inocente y fue culpado injustamente de blasfemia. Cuando escuché la noticia de la sentencia de muerte para Zafar no pude dejar de llorar y rezar a Jesús», comentó Nawab Bibi, su esposa. La mujer observa que a los verdaderos delincuentes se les ofrece la oportunidad de recuperar la libertad bajo fianza, mientras que su esposo permanece en prisión porque un tribunal prejuicioso y hostil se niega a liberarlo. «Intentaron varias veces convencerlo de que se convirtiera al Islam para obtener la libertad -añade Nawab Bibi- pero Zafar se mantiene firme en su fe».
La cuñada Abida Ghouri contó a Asia News que Bhatti sufre de diabetes, problemas cardíacos y frecuentes dolores de cabeza. Pide a todos que recen por su salud y para que recupere la libertad.