En Pamplona ha tenido lugar un suceso protagonizado por un individuo de nacionalidad marroquí.
Este hombre, de 24 años, el pasado 20 de julio, entró en la iglesia de San Lorenzo -donde se ubica la imagen de San Fermín, por lo que es una de las más visitadas de la capital navarra- y se dedicó a proferir gritos y amenazas de corte yihadista.
Efectivos de la Policía Nacional procedieron a su detención y fue puesto a disposición judicial en el Juzgado de Instrucción número 3 de Pamplona, el cual decidió su ingreso, miren por dónde, en un centro psiquiátrico. En cualquier caso, ya ha sido puesto en libertad provisional, lo que no deja de ser llamativo: si está loco, ¿por qué le sueltan? y si no lo está, ¿por qué le ingresan en un centro psiquiátrico?
No obstante, la Policía Nacional le realiza un seguimiento e investiga su posible radicalización. ¿Comprenden? Ahora resulta que proferir amenazas de corte yihadista en una iglesia no implica radicalización.