Decíamos en Hispanidad que la EBAU (la prueba de acceso a la universidad) del Gobierno Sánchez evaluaría la madurez del alumno... Por ejemplo, ¿para comprobar si conoce cuántos y cuáles son los puntos cardinales?
¿ Cuántos son los puntos cardinales y cuáles son ? pic.twitter.com/caHuP1FPce
— Julio @𝕿𝖊𝖑𝖊𝖌𝖗𝖆𝖋𝖎𝖆01🇪🇦 (@Telegrafia01) July 26, 2022
Hace unos meses, la flamante nueva portavoz del PSOE y, ministra de Educación, Pilar Alegría nos anunciaba que la EBAU (la prueba de acceso a la universidad) incluiría un ejercicio general de madurez, tanto durante el periodo transitorio como a partirde 2026-2027. Constaría de un dossier formado por una serie de documentos como textos, imágenes, infografías o tablas, que girarían en torno a un mismo tema. Con este material, se pediría al alumno o la alumna que realizara un análisis desde diferentes perspectivas, respondiendo a diversos tipos de preguntas (cerradas, semiconstruidas y abiertas). El objetivo era valorar la capacidad del alumnado para analizar, valorar, extraer información e interrelacionar toda esa documentación. Este ejercicio constaría de preguntas en castellano, la lengua extranjera que haya estudiado el alumno y también con la lengua cooficial en las comunidades que cuenten con ella.
La nota final de acceso se obtendría calculando la media ponderada entre la nota de la etapa del bachillerato y la nota de la prueba descrita. La propuesta del Ministerio era una ponderación del 60% para la nota del expediente y del 40% para la nota final de la prueba de acceso.
Pues bien, publica La Razón que la nueva selectividad que quiere poner en marcha el Ministerio de Educación y Formación Profesional no reúne consensos en las comunidades autónomas y está suscitando muchas críticas desde distintos ámbitos como las de la Real Academia de la Lengua (RAE), la academia del catalán (Instititut d´Estudis Catalans, IEC), la Red Española de Filosofía o los coordinadores del examen de Lengua Castellana y Literatura que han solicitado la retirada del borrador elaborado. De hecho, ya se había valorado la posibilidad de que su implantación se retrasara después de que más de una comunidad autónoma lo planteara. Por tanto, la nueva selectividad, Ebau o Evau, que permite a los estudiantes el acceso a la universidad, estará vigente un año después de lo previsto en su estado puro, es decir, en el curso 2027-28, en lugar del 2026-27, como se había previsto inicialmente.
Quince comunidades autónomas, han apoyado el aplazamiento, excepto Madrid y Castilla y León, que defienden una Evau única.
“Se trataría de dar más tiempo al debate para alcanzar consensos más amplios y dar mas tiempo a la aplicación de la Lomloe, de tal manera que hubiera más experiencia en la educación en competencias (que es lo que introduce la nueva ley de educación)”, asegura un portavoz del Ministerio de Educación.
Además, se han planteado otros cambios: en el modelo definitivo de EBAU, se contemplaba que la prueba de madurez tuviera un peso del 75%, pero ahora se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de rebajarlo a un 60% para dar mayor valoración a las materias de examen.
El nuevo modelo de examen en el que se piensa trata de conseguir que la prueba sea más competencial, es decir, que los alumnos puedan aplicar los conocimientos que han adquirido en las cuestiones que se les planteen y, por otro, trata de solventar todas esas diferencias autonómicas sobre la diferente dificultad de la prueba, dependiendo de las autonomías, que tantas críticas ha generado. Así, las preguntas de los exámenes “se enfocarán a medir lo mismo tanto en su diseño como en su evaluación” para lograr que la prueba sea equiparable en todo el territorio español.
Ni que decir tiene que Alegría ha asegurado que se retrasa la nueva selectividad porque quiere dialogar y lograr un consenso, producto de un diálogo, "sobre todo en materia educativa", con las comunidades autónomas y los rectorados. Lo dice un gobierno que lanzó la Lomloe, ley en vigor en España en materia educativa, sin consenso alguno y a cara de perro. En resumen, que la verdad es que los rectores están preocupados ante los 'besugillos' que les remiten a la universidad desde el bachillerato y quieren candidatos a los estudios superiores un poco más formaditos.