Veo en la televisión vasca ETB un partido de pelota mano. Semifinales de Cuatro y Medio 2024. La televisión euskaldún recoge comentarios del entrenador de uno los pelotaris. Sin venir a cuenta, el muy imbécil suelta una blasfemia en mitad del encuentro.

Ante mi cabreo, mi compañero, me recuerda que antes, los partidos de pelota vasca se jugaban por la mañana y que a la 12,00 del mediodía se detenía la competición para rezar el Ángelus. No está mal: Euskadi ha pasado del Ángelus a la blasfemia.

Me recuerda aquel principio filosófico, casi tautológico, que decía: sí, eres libre para tirarte por un barranco pero no para evitar las consecuencias de tirarte por un barranco... quieras o no quieras te estampas. En mi barrio diríamos, “te escabondrias”. 

Europa sé tu misma, España sé tu misma, Vascongadas, sé tú misma: recupera tus raíces cristianas. Es decir, tu cultura cristiana

Podéis injuriar a Dios pero eso no es gratis. La ley de Dios, como la ley natural, no puede ningunearse. Es el grito de San Juan Pablo II en Santiago de Compostela: "Europa sé tú misma", Vascongadas, sé tú misma: recupera tus raíces cristianas. Es decir, tu cultura cristiana.

O eso, o desángrate, en una agonía de hastío, en búsqueda de una razón para seguir viviendo. Te ahorraré el esfuerzo: sólo encontrarás un sentido para tu vida: Cristo.

También puedes callar mientras los imbéciles blasfeman. Pero no creo que así te realices.