Comenzamos esta crónica semanal de la persecución a los cristianos en la India. Allí, la policía del estado de Jharkhand detuvo a dos sacerdotes católicos y un catequista acusados de haber inducido la conversión de los habitantes de una aldea. Según lo informado a la Agencia Fides por el Padre NM Thomas, Vicario General de la diócesis de Bhagalpur, la policía arrestó al padre Arun Vincent, al padre Benoy John y al catequista Munna Hansda de la misión Rajdaha el 6 de septiembre acusándolos de haber llevado a cabo “conversiones forzadas” al cristianismo en la aldea de Deodar y también de “ocupación ilegal de tierras”.

Posteriormente, la policía liberó al padre Vincent mientras que el otro sacerdote, Benoy John, y el catequista podrían ser liberados después del 11 de septiembre, explicó el Vicario general. Según el padre Thomas, estos arrestos no son más que “abusos contra sacerdotes y cristianos y casos de intimidación, motivados políticamente, para nublar el trabajo de los misioneros por los pobres, los marginados y los que sufren".

Se sabe que los católicos creemos en la libertad de conciencia y nunca obligaríamos a nadie a cambiar su fe

Un católico local, Agustín Hembrom, dijo a Fides: “Condenamos totalmente esta acción. Se sabe que los católicos creemos en la libertad de conciencia y nunca obligaríamos a nadie a cambiar su fe. Las autoridades gubernamentales son conscientes de esto. Por lo tanto, los arrestos son instrumentales y tienen la intención de atacar a los cristianos”.

Pero la cosa no se ha quedado ahí en la India. En otro Estado, Himachal Pradesh, se ha aprobado una norma que tipifica como delito la conversión religiosa y reproduce una medida ya introducida en 2006 y anulada posteriormente por el Tribunal Superior del Estado, informa Fides.

"Esta nueva ley es una clara expresión de la intención del Estado de limitar el derecho a la libertad de conciencia y de religión. Al ser una nación multiétnica compuesta por diferentes grupos religiosos, la India debe respetar el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión de todas las personas. Los ciudadanos deben ser libres en su derecho a la elección individual. Instamos a los legisladores estatales a que reconsideren esta medida que deshonra la Constitución fundamental de la India”, opinó Mervyn Thomas, (responsable de la ONG Christian Solidarity Worldwide).

John Dayal, activista católico de los derechos civiles, dijo: "La renovación y endurecimiento de la ley anti-conversión por parte del gobierno de Himachal Pradesh es sorprendente, como lo fue la primera medida emitida en 2006. Himachal Pradesh está situado en el Bajo Himalaya y está formado por pequeñas comunidades que viven muy lejos unas de otras. No hay intentos de conversión por la fuerza, fraude o incentivos. La razón de esta ley no se entiende. Las minorías religiosas siempre están aisladas y son blanco de ataques".

Dos alumnos gravemente heridos por la violencia de extremistas hindúes contra un colegio jesuita..., también en la India

En la misma línea, también en la India, unos 500 extremistas hindúes destrozaron un colegio jesuita en el estado de Jharkhand, en el este del país. El padre jesuita Thomas Kuzhively, Secretario del Colegio, se lo comunicó a Fides. El ataque tuvo lugar el 3 de septiembre: “El colegio, el St. John Berchmans, permanece cerrado todavía una semana después del ataque. Está situado en Mundli Tinpahar, 38 km al sur de Sahibganj, una de las principales ciudades de Jharkhand. Ni la policía ni el gobierno estatal aún no han tomado ninguna medida”.

El sacerdote explica que la multitud llegó al campus con armas como palos, cadenas, barras de hierro, cuchillos y pistolas y atacó a los alumnos de la residencia Loyola Adivasi. Dos resultaron gravemente heridos. Les salvó la vida la intervención de las hermanas que trabajan en el Colegio ya que, aunque se llamó a una ambulancia, la multitud no permitió que los heridos fueran llevados al hospital. “Más tarde, la policía los llevó al hospital Rajmahal”, asegura el sacerdote.

La multitud también trató de acosar sexualmente a las universitarias y personal femenino, lamenta el padre Kuzhively. El padre jesuita Nobor Bilung trató de hablar con los atacantes, pero estos le golpearon en la cabeza. “El director y todo el personal de la administración estaban indefensos. Ninguno de sus esfuerzos logró calmar a la turba”, señala el jesuita.