En los mentideros madrileños no se habla de otra cosa que del artículo de Luis Arroyo, presidente de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid, publicado en El País, edición del 4 de mayo.

Se trata de una defensa ultramontana del buen quehacer de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, con el que en España reina la paz social (cierto, los revolucionarios están en el Gobierno), la economía nos sonríe, porque baja el paro (somos el país con más paro de toda la UE y de toda la OCDE) la inflación se controla (no será la subyacente y los alimentos), el salario mínimo sube (las cuotas sociales adjuntas al SMI, también), las pensiones ascienden (aunque se están pagando con deuda pública) se aprueban leyes del gusto de la mayoría (¿de qué mayoría?), España es respetada como nunca en Europa (si él lo dice)...

Y en pocas palabras, que los sanchistas florecen en rectitud de intención mientras que los antisanchistas, la derechona tirando a ultra, que siempre ha considerado el Gobierno como suyo, se dedica a anunciar un Apocalipsis que nunca llega... gracias a Sánchez.

Sólo una cosita: el periódico de PRISA siempre ha llevado a gala identificar quién dice lo que se dice. Por ejemplo, en sus artículos. Se preciaba de ello y se preciaba de que tal trasparencia no era igualada por ningún otro medio.

Pues bien, esta felación ideológica del Sanchismo aparece firmada por Luis Arroyo, pero se nos oculta que don Luis es el presidente de la Junta de gobierno del Ateneo de Madrid, precisamente la plural institución plural (tan plural que aún mantiene su impronta masoncilla) que nunca se compromete con ningún partido o ideología. Casualmente, no se nos explica en la firma quién es el autor de esta bendición de don Pedro Sánchez. En esta ocasión, el presidente del Ateneo escribe de incógnito.

Pero no sólo eso, aquí hay que hablar de cargo y de grado, porque Arroyo es la mano derecha y amanuense de Miguel 'Cubanino' Barroso, el hombre que dice lo que el País debe escribir y lo que la Ser debe anunciar. Es decir, el comisario político de Moncloa en ambas redacciones. Esta vez El País se ha pasado dos pueblos.