Decíamos en Hispanidad que en materia de prostitución el PSOE está pensando en multar al cliente de la prostituta, malo y machista, pero no a la prostituta… sin cuya participación el negocio es imposible.
Y asegura la más feminista Irene Montero que no sancionar al cliente no mejora la situación. La verdad es que cuando se trata de doña Irene no está claro que ella misma sepa qué es lo que piensa, pero Podemos apuntó en su día hacia la ilegalización de la prostitución.
Ahora nos encontramos con otra variante, la de la prostituta que no quiere dejar de serlo. Véase, el caso de Piikara, que publica El Mundo. Se trata de una joven de 24 años que se gana la vida prostituyéndose y afirma rotunda: "Ni todas somos explotadas ni todos los clientes son Torrente". Es más, su novio Hache se encarga de organizar las citas. "Si sus clientes me caen bien, charlamos".
Piikara es una de las mujeres que fueron a protestar contra la abolición de la prostitución a Sol.
De la ministra de Igualdad también opina esta joven: "Irene Montero defiende un feminismo burgués. Para las mujeres blancas, cishetero y con su nivel de vida. La prostitución es un trabajo obrero, como otro cualquiera. El debate está mal de base. Nadie cuenta con nuestra opinión. ¿Qué sororidad es no tenernos en cuenta? La gente cree que sólo existe la trata y los clientes son todos Torrente. Claro que estamos en contra de la trata. ¿Quién no? Pero a la mayoría no nos explotan. Prostituir nos prostituimos todos. Cada uno usa la parte del cuerpo que le parece", suelta ella de carrerilla.
Señora Montero ¿y si las meretrices no quieren dejar de serlo?