Toda esta semana los titulares han estado con la vista puesta en Cataluña, allí sigue la sequía y las restricciones. Cuando éstas se impusieron una de las medidas era la prohibición de llenar las piscinas, pero ahora la Generalitat ha dado marcha atrás porque las considera Refugios Climáticos. Es más, la polémica estaba servida cuando el Gobierno declaró que las piscinas de comunidades de vecinos y de hoteles también podían ser consideradas Refugios Climáticos, a cambio de algo, abrirlas al público. Para ello los ayuntamientos tendrán que pactar con los propietarios una serie de condiciones.
Pero, ¿qué es eso de un Refugio Climático? Un refugio climático es una zona natural o urbana que ofrece unas condiciones ambientales adecuadas para protegerse de un contexto desfavorable, como el exceso de calor. Pueden encontrarse en un parque, un paseo o una zona arbolada, o un área con fuentes o con agua. Se trata, por tanto, de espacios que proporcionan confort térmico a las personas. Vamos, lo que de toda la vida se ha conocido como ponerse a la sombra o resfrescarse con agua, pero como ahora hay cambio climático pues se le llama Refugio Climático.
Y a esta nueva tontuna se ha apuntado la izquierda con entusiasmo. Cataluña no ha sido la primera, tenemos casos como el de la Proposición no de Ley presentada por Más Madrid en la Asamblea de Madrid. La Mema, médica y madre, Mónica García, que por aquel entonces era la líder de la oposición, instó a la Comunidad de Madrid a tener "refugios climáticos" en espacios públicos para que los ciudadanos se protejan.
Podemos sí apoyó la propuesta, así su portavoz adjunta, Alejandra Jacinto, denunciaba el "machismo climático". María Pastor, portavoz adjunta de Más Madrid, defendía la propuesta asegurando que "el cambio climático ya está aquí", "ahora hay más olas de calor que hace años". Y aseguraba que hay un sector de la población madrileña que son "refugiados climáticos occidentales" y que, cuando hace más de 40 grados, se ven obligados a ir a centros comerciales con aire acondicionado.
Y en Barcelona Colau se gastó más de 328.000 euros en enseñar a los niños a combatir el calor en la ciudad, para que aprendieran lo que eran los Refugios Climáticos.
Pero ojo, porque la pionera en esto fue la Ministra Sandía, verde por fuera y roja por dentro, Teresa Ribera, que de cambio climático controla más que nadie. Digna de Premio Nobel de Física nos descubría a todos, todas y todes, atención no se lo pierdan: a la sombra hace menos calor.
Ribera hacía un experimento de calado con el que demostró que, a la sombra había 22 grados y al sol había 44. Una evidencia científica de altura que, para nuestra brillante investigadora, demostraba de foma inequívoca, y científica -como creo haber dicho antes- que “no es lo mismo vivir mejor que vivir peor”, así como para reclamar “menos islas de calor y más refugios climáticos”.
Menos mal que tenemos a nuestros políticos para buscar Refugios Climáticos, sino en lugar de a las piscinas, iríamos a las saunas... ¡y a tomar un caldo calentito! Todos sabemos que es la mejor forma de combatir el calor.