En enero de este año Hispanidad recogió el caso de Adam Smith-Connor, un exmilitar británico que rezaba —en silencio y de espaldas a un abortorio--, por su hijo, muerto por un aborto provocado hace 22 años, cuando “oficiales acreditados de seguridad comunitaria” se le acercaron y le sancionaron.
Pues bien: este miércoles 9 de agosto, Smith-Connor acudió a una primera audiencia judicial en la que el Tribunal de Primera Instancia de Poole fijó la fecha de inicio de su juicio para noviembre de 2023, recoge Aciprensa.
En la audiencia judicial, el exmilitar se declaró “inocente” de los cargos penales que enfrenta por haber rezado de manera silenciosa cerca de un centro de abortos. “Los hechos de mi caso son claros. Se me acusa de violar la zona de seguridad [buffer zone] de una clínica de abortos al orar por mi hijo Jacob y otras víctimas del aborto, por sus familias y por el personal de la clínica de abortos en Ophir Road Bournemouth”, expresó Smith-Connor. “No me acerqué a nadie, no hablé con nadie, no rompí la privacidad de nadie. Simplemente me quedé en silencio. Estoy siendo juzgado por los pensamientos de oración que tenía en mi cabeza”, lamentó.
De acuerdo con la normativa local del Consejo de Bournemouth, Christchurch y Poole, cerca de un centro de aborto está prohibido “protestar, es decir, participar en un acto de aprobación/desaprobación o intento de acto de aprobación/desaprobación, con respecto a cuestiones relacionadas con los servicios de aborto, por cualquier medio”.
Al permitirse el enjuiciamiento de la oración en silencio, estamos navegando en aguas peligrosas con respecto a la protección de los derechos humanos en el Reino Unido
Jeremiah Igunnubole, asesor legar de Alliance Defending Freedom (ADF), una organización legal cristiana que asiste legalmente al veterano militar, señaló: “Los ciudadanos de este país deberían ser igualmente libres de tener pensamientos sobre el importante problema social del aborto y cómo ha impactado sus vidas y las vidas de sus seres queridos. Y en cualquier democracia que respete la libertad religiosa, a todos se les debe permitir orar al Dios que adoran, nada menos que en la privacidad de sus propias mentes”. Según Igunnubole, al permitirse “el enjuiciamiento de la oración en silencio, estamos navegando en aguas peligrosas con respecto a la protección de los derechos humanos en el Reino Unido”. “Tanto el derecho nacional como el internacional han establecido durante mucho tiempo la libertad de pensamiento como un derecho absoluto en el que el estado nunca debe interferir”, comentó al respecto el asesor legal de ADF UK.
Isabel Vaughan-Spruce, quien fue arrestada por orar mentalmente en circunstancias similares a principios de este año, también asistió a la audiencia del miércoles para apoyar a Smith-Connor. “Las zonas de seguridad son una afrenta a las mujeres y una afrenta a la sociedad. Criminalizan las ofertas de ayuda caritativa y ponen a personas inocentes como Adam en el banquillo por los pensamientos en su cabeza”, resaltó.
Al Reino Unido se le presupone un país desarrollado y civilizado, donde priman los derechos y libertades de los ciudadanos, tales como, por ejemplo -y entre otros- el derecho a la libertad de expresión, opinión y a manifestar las propias creencias.
Pero la realidad lo desmiente…