“Los hombres de Felipe VI “(Editorial Almuzara, José Apezarena)
Rey, antes que hijo y hermano, es lo que destaca Apezarena en el último libro publicado, y por él escrito, como buen conocedor de la figura del actual monarca español y que ha titulado “los hombres de Felipe VI”. Esta frase que queda aparentemente bien y está dicha con buena intención, puede dejar a la persona que así se califica en no muy buen lugar si luego los hechos no le acompañan.
¿Y por qué digo esto? Pues porque me han surgido, a tenor de los hechos acaecidos, las siguientes reflexiones. ¿Por qué no se puede ser buen rey, y al mismo tiempo ser buen hijo y buen hermano? ¿Dónde dejamos la justicia, dónde la misericordia?
Y en los tiempos que corremos, con todo lo que está sucediendo, y parece que no somos conscientes de ello, surge otra cuestión que personalmente sí me afecta. Una persona que tiene la obligación de defenderme a mí, porque así lo ha jurado; si no sabe, o no puede, o no quiere, defender en lo defendible a su padre o a su hermana, cómo me va a defender a mí si llega el caso. Se es inocente, mientras no se demuestre lo contrario.
El Palacio Real, El Palacio de La Zarzuela, el de Marivent, como el de la Mareta; aunque están dentro del Patrimonio Nacional, están consideradas como residencias reales. En consecuencia no pueden ocuparlas más que la familia Real. ¿Qué hace Sánchez, ocupando La Mareta, como si fuera su casa? No tiene derecho
El primer caso, el de su hermana, la Infanta Cristina. ¿Por qué tuvo que pagar por los desafueros que hizo su esposo? ¿Por qué le quitó el título del ducado? Que se lo quite al marido por supuesto, pero si ella no era culpable podía habérselo dejado. Y además quiso que renunciase a sus derechos de sucesión dinásticos, quitándoselos también a sus sobrinos. Ella defendió el derecho de sus hijos. Una injusticia.
A continuación vino su padre. Por un lío de faldas, y una mujer despechada; y unas acciones económicas no muy correctas, de lo que ha sido acusado y también investigado, pero no juzgado, ni condenado, ha sido expulsado de su reino, nación y país. Y además no se le permite volver. Y sobre todo a su casa. Porque la Zarzuela era de él. Las primeras obras no fueron pagadas con dinero del Estado español. Y otras subsiguientes tampoco. Más tarde sí, cuando ya era rey. No debió cederla al Patrimonio Nacional, igual que la Mareta. Ambas residencias debían estar, si acaso, en un Patrimonio Real. Otra injusticia el exiliarlo.
Por cierto, tanto El Palacio Real, El Palacio de La Zarzuela, el de Marivent, como el de la Mareta; aunque están dentro del Patrimonio Nacional, están consideradas como residencias reales. En consecuencia no pueden ocuparlas más que la familia Real. ¿Qué hace Sánchez, ocupando La Mareta, como si fuera su casa? No tiene derecho.
Ahí tenemos un sitio, en La Mareta, donde el rey emérito puede terminar tranquilamente el tiempo y los días que Dios le dé.
Se puede ser Rey, y grande, siendo al mismo tiempo un buen hijo y un buen hermano. Ni antes ni después. Además para ejercer la misericordia, primero hay que ejercer la Justicia.
Majestad, gracias por su felicitación de Navidad y le deseo a la antigua, “una feliz salida y entrada de año” pidiéndole que tenga la fortaleza de ejercer sus funciones de rey y Jefe del Estado, otorgadas en la Constitución. Empezando por reflexionar y contestarse: ¿Quién propone y nombra al Jefe de su Gobierno? ¿Quién nombra a los Jueces del TC y del CGPJ, que le proponen: Las Cortes, los propios jueces y el gobierno? Pues eso.
No podemos permitir que se nos siga enfrentando y dividiendo, enrareciendo la convivencia, y manoseando, abusando y maltratando a las instituciones, empezando por la suya que es de todos, la monarquía parlamentaria. Los españoles lo respaldaremos, no tenga la menor duda, todavía está a tiempo.