Es uno de esos gritos sordos capaces de cundir y extenderse hasta en un país tan abotargado como España: el rey de España, Juan Carlos I, no puede morir en Abu Dabi, en situación de exiliado.
Ojo, ya no hablo de juancarlistas o monárquicos, casi todos ellos sorprendidos por la actitud de Felipe VI, el principal responsable de la situación, sino de personas no monárquicas, por no hablar de aquellas que siguen siendo más juancarlistas que monárquicos.
En cualquier caso, el Rey de España no puede morir en Abu Dabi. Sería el fin de la monarquía y del prestigio de España. Insisto, ha sido la izquierda de Podemos y PSOE la que ha obligado a Juan Carlos I a irse de España pero, sobre todo y ante todo, su propio hijo, Felipe VI. Hay muchos republicanos que no comprenden que un hijo traicione a su padre y con tamaño ensañamiento. La actitud del Rey actual hacia su padre bate todos los récords de crueldad.
La actitud del Rey actual hacia su padre bate todos los récords de crueldad. Ese ensañamiento es muy duro para el padre pero muy peligroso para el hijo
Felipe VI se ha caracterizado, a lo largo de todo su reinado, por unas tragaderas inconmensurables, de las que el caradura de Pedro Sánchez no ha dejado de aprovecharse.
Entre otras cosas, porque si Juan Carlos I muere en el exilio, Felipe VI habrá dejado el camino expedito a Sánchez, quien no dudaría en proclamar la III República... tal y como pretenden sus socios catalanes y vascos, que son los que le mantienen en el poder como bien le recuerdan el etarra Arnaldo Otegi y Gabriel Rufián... como su mismo nombre indica.
En cualquier caso, la actitud del Rey actual hacia su padre bate todos los récords de crueldad. Ese ensañamiento es muy duro para el padre pero muy peligroso para el hijo.