El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha reunido esta mañana, en el Complejo de la Moncloa, con representantes de ONG de migraciones, a los que ha trasladado la voluntad del Ejecutivo de que España sea un ejemplo en materia de política migratoria y de protección internacional en la UE, "cumpliendo con los máximos estándares en la protección de los Derechos Humanos, y fortaleciendo nuestro sistema de acogida e integración de personas migrantes", dice, con su habitual buenismo, la nota de prensa de Moncloa.

A la reunión han asistido representantes de CEAR; Movimiento por la Paz; Fundación Cepaim: Acción Integral con Migrantes; Amnistía Internacional; Andalucía Acoge; Fundación Salud por Derecho; Alianza por la Solidaridad; Federación Red Acoge; Médicos Sin Fronteras España; La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo; Servicio Jesuitas a Migrantes; Cruz Roja Española; Accem; Fundación Alboan; Oxfam Intermon, y Fundación Entreculturas.

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Durante el encuentro, al que también ha asistido la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Sáiz, se ha abordado la implementación del Pacto Europeo de Migración y Asilo. El Gobierno también trabaja en la reforma del Reglamento de Extranjería para la mejora del sistema de arraigo y busca un acuerdo con los grupos políticos para la reforma del artículo 35 de la Ley de Extranjería, que permita agilizar el traslado de menores que llegan a Canarias y mejorar así su situación.

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Asimismo, Sánchez ha remarcado la lucha de su Ejecutivo contra los discursos de odio, especialmente los dirigidos a menores migrantes. Por ello, el Plan de Acción por la Democracia incluye una reforma legal para mejorar el sistema de rectificación de noticias falsas o abiertamente tendenciosas. O sea, el establecimiento de una censura pura y dura.

A Pedro Sánchez cabría recordarle dos cosas, que siempre olvida: las sociedades desarrolladas deben ser generosas pero no pueden atender a todos. Y el inmigrante debe respetar al país que le acoge. 

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