En Hispanidad contamos la noche de fiesta de la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin. A sus 36 años, Marin lo daba todo de fiesta en fiesta al más puro estilo Boris, organizando también encuentros con amigos ligeros de ropa en la residencia oficial. Ahora Sanna ha decidido emular a otro poítico, en este caso a la abortera Irene Montero. Así el Eduskunta (Parlamento finlandés) ha aprobado este miércoles por amplia mayoría una reforma de la ley del aborto. Dicha reforma, que modificará la legislación vigente de 1970, obtuvo 125 votos a favor y 41 en contra, con el respaldo mayoritario de todas las fuerzas políticas excepto el partido Verdaderos Finlandeses y los democristianos. Vamos, que al igual que en España, la mayoría de representantes políticos consideran un derecho matar a un ser humano.
Según la legislación que había actualmente, las mujeres que decidían abortar durante las primeras doce semanas de gestación deben contar con la autorización de dos médicos –o de uno si son menores de 17 años o mayores de 40– y especificar sus motivos. Ahora, con la reforma, que entrará en vigor a principios de 2023, y para que las mujeres 'ganen derechos' y no se sientan juzgadas, el aborto estará permitido a petición de la propia embarazada en el mismo plazo sin dar explicaciones y será suficiente la autorización de un solo facultativo. Si es a partir de las doce semanas el aborto estará permitido también a petición de la propia embarazada si la continuación del embarazo o el parto pueden suponer un peligro para su salud o su vida. Vamos, que tendrán el mismo coladero que en España. Pero es que Sanna es muy moderna y muy progre.