Ya hemos hablado en Hispanidad de un fenómeno curioso: el abortismo violento. Ojo, los abortistas siempre han sido violentos con el bebé al que mataban o animaban a matar o hacían negocio matándolo. Pero no lo han sido con los adultos provida o con la Iglesia provida porque se les habría caído la máscara. Hasta ahora, eran víctimas que luchaban por el 'derecho al aborto', pobres víctimas azotadas por los verdugos que les persiguen, es decir, por los provida.
Pero cuando el Tribunal Supremo norteamericano, en un gesto de enorme coraje, donde los jueces conservadores han puesto en juego su vida -sí, su propia vida- y optan por el más débil, los aborteros han decidido echarse a la calle. En Estados Unidos, lo que Austin Ruse llama la izquierda sexual ha tomado las calles, saqueado iglesias y atacado a cualquier organización provida.
Austin Ruse, el genial coordinador del Friday Fax y de la organización provida C-Fam nos recuerda dos frases que en este terrorismo abortista, por ahora de intimidación callejera pero que dará el paso al homicidio puro y duro en cualquier momento. La primera:
“No puedo esperar para quemar una iglesia y adorar a Satanás a que se legalice el derecho al aborto”.
Primera unión entre el culto satánico, uno de los vectores de nuestros días, y el asesinato de concebido y no nacido.
Segunda frase, también escuchada en Estado Unidos tras la sentencia provida del Tribunal Supremo USA: "Como anarquista punk quiero unirme (a los abortistas) en el satanismo y la quema de iglesias".
Estamos ante lo esperable, incluso lo previsible. Ha llegado el abortismo violento y profanador. El objetivo es el bebé... pero también es Cristo.
Insisto en que se mantiene la lógica. El aborto, como casi todas las torturas del inocente -y el más inocente de todos los seres humanos es el bebé-, tiene una impronta satánica. Satán odia a la maternidad... siente aversión por la nobleza heroica cotidiana de las madres. Ergo...