Se hace llamar Txema Oleaga, así, con 'tx', para recalcar su carácter vasco, como si a los masones les importara algo don Sabino Arana. Hombre, sí que se fijarán en el nacionalismo vasco de vez en cuando. A la verdadera masonería le importaría el separatismo vasco como una herramienta más para destruir España porque eso sí que les resulta interesante.
España siempre ha sido objetivo de la masonería, no por la unidad de la patria española sino porque ningún país en el mundo -y los hay mucho más poderosos- se entronca en la fe cristiana tanto como el nuestro. Ningún país en el mundo basa su origen y su unidad y su presente y su futuro en la fe cristiana... como España.
Ahora bien, el nombramiento del senador socialista Txema Oleaga, natural del mismo Bilbao, aún en la cincuentena, como gran maestre de la Gran Logia Española tiene su enjundia. Recuerden que la masonería no es ni de izquierdas ni de derechas: es cristófoba y cristianófoba. En su momento, su carácter, siempre elitista, les llevó a fijarse en la derecha y despreciar a la izquierda pero cuando la izquierda fue corroída por el progresismo, las logias vieron que sembraban mucho mejor entre los 'rojelios'.
Sobre todo en España donde los centro-reformismos aznarista y marianista -en especial tras la deserción de buena parte de la jerarquía eclesiástica española- están compuestos por católicos tibios.
En cualquier caso, ahora es un sanchista progre quien se eleva al trono visible más grande de la masonería española oficial. Y, sin embargo, digo que no es para tanto, que no hay que darle mucha importancia al nombramiento del senador del PSOE, al menos por dos razones:
1.Lo que importa no es la masonería visible, sino la invisible. O sea, lo que importa no es la masonería regular sino la irregular, que es la opacidad absoluta.
2.Lo que importa no es la vieja masonería sino la de ahora mismo, lo que llamamos Nuevo Orden Mundial. Lo que importa hoy no es la conspiración sino el consenso, que es algo mucho más grave que la conspiración.
Las conspiraciones, aunque siguen existiendo, no constituyen ya el eje de esta sociedad de la información. Lo que mueve la sociedad en el siglo XXI, sociedad en red, es el consenso, que deberíamos traducir como lo políticamente correcto. Es decir, la mayor fábrica de estupidez de la sociedad contemporánea y la creación de consensos es donde andan los masones más inteligentes y más peligrosos. Y no ha desaparecido, sólo que ahora se llama Nuevo Orden Mundial (NOM) o así se le suele definir. Ha cambiado de nombre y de piel, pero no de intenciones: un universo naturalista, al margen de Dios en el que están obligados a creer pero no a amar. Un universo, además, muy elitista, porque el masón no marca diferencias entre Creador y criatura pero sí entre las distintas criaturas entre sí.
Y ojo, porque el racionalismo masónico no entiende de igualdad ni entiende de libertad. Insisto, es elitista y, además, de su propio naturalismo, o deísmo, si ustedes lo prefieren, le encantan las prohibiciones. A los Hijos de la Viuda les encanta prohibir, censurar, vetar e incordiar pero, aún mejor, les encanta que el esclavo se muestre contento con las prohibiciones que se les imponen. Es más, que se alíe con el poder para aplicar dichas prohibiciones al vecino. Eso es lo mejor de todo.
Patxi, no te quites el mandil. Ni en el Senado. No dejas de ser una figura decorativa.