Hispanidad recogió en su momento las veces que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presumió de su gestión de la pandemia del covid-19, cuando en realidad en varios momentos España fue de los países con más muertos por habitante del mundo. Es decir, que fue una gestión desastrosa.
Que es algo parecido a lo que piensa el exministro de Industria socialista, Miguel Sebastián, quien acaba de publicar su libro 'El virus interminable. Verdades. Errores y Mentiras', en el que lamenta el tiempo precioso perdido en España para afrontar la pandemia y se muestra muy crítico con la gestión y con la opacidad e inconsistencia de los datos que facilitó el Gobierno de Pedro Sánchez.
En una entrevista en El Mundo, preguntado por balance hace de la gestión de la pandemia en España, Sebastián llega a decir: "Cuando se ve todo en su conjunto, muy malo. Por eso creo que es clave una comisión parlamentara de investigación para aprender de tantos errores y mentiras como los de los test y las mascarillas".
En cuanto a los test, señala: "En Francia y en Reino Unido eran casi gratuitos y aquí una PCR valía como una mariscada (150 euros). Se dejó en manos de los laboratorios privados, que han hecho un negocio escandaloso. Eso sí que son beneficios caídos del cielo. Menos mal que en la vacuna la gestión fue pública". "En España siempre ha sido un lujo un test tanto en precio como para conseguirlo. Ha sido una locura cuando lo que había que hacer era animar a las gentes a hacerse tests".
En Francia y en Reino Unido los test eran casi gratuitos y aquí una PCR valía como una mariscada (150 euros). Se dejó en manos de los laboratorios privados, que han hecho un negocio escandaloso
Y en cuanto a las mascarillas, apunta: "Lo de las mascarillas creo que ha sido de las peores mentiras del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad. Primero, porque trataron a la población como si fueran niños. Y segundo, porque decir que las mascarillas no eran necesarias o que incluso podrían ser contraproducentes, evitó que la gente no se tomara en serio una de las herramientas que se ha demostrado más eficaz para evitar la propagación del virus y para protegerse. Se ha demostrado incluso este año en que ya la gente no usa la mascarilla, porque está habiendo un rebrote de gripe y de otros virus, incluso de catarros comunes que gracias al uso de las mascarillas se redujeron muchísimo en los dos años de la parte más intensa de la pandemia".
Pero hay más. Sebastián también critica esto: "La base de datos de España es horrible. El Ministerio de Sanidad no es el de la época de Ernest Lluch, que tenía muchos recursos. Está falto de capacidad y, por tanto, en el tema de los datos, se los debía haber cedido al Instituto Nacional de Estadística que sí tiene los recursos. Pero nada. A mí me han escrito investigadores de Australia pidiéndome series largas de datos y yo los tengo, porque los guardaba. No se los podía pedir al Ministerio de Sanidad, porque colgaba un informe diario y al día siguiente lo borraba. Es lamentable. España no va a poder ser uno de los países estudiados por parte de los que están investigando la pandemia en el mundo".
Y asegura que los datos oficiales sobre la incidencia del virus en España "están sesgados a la baja. Por ejemplo se nos dice que ha habido unos 116.000 muertos en España, pero son muchos más desgraciadamente". "Creo que hubo unos 150.000 muertos, pero tendrá que dar el dato el Instituto Nacional de Estadística. El cálculo es por el llamado exceso de mortalidad que dio el INE en 2020, que fue de 20.000, y hay que sumar otros 10.000 al año en 2021 y en 2022".
No se los podía pedir al Ministerio de Sanidad, porque colgaba un informe diario y al día siguiente lo borraba. Es lamentable. España no va a poder ser uno de los países estudiados por parte de los que están investigando la pandemia en el mundo
Y en cuanto a las vacunas, señala: "No critico la falta de eficacia de las vacunas y me preocuparía que de la lectura del libro se dedujera eso, porque en absoluto quiero caer en el lado de los antivacunas. De hecho, he sido duramente criticado por los antivacunas porque yo siempre he defendido, no la obligatoriedad de las vacunas, pero sí que hubiera medidas discriminatorias que impidieran que los no vacunados pudieran acceder a transporte público, a eventos públicos... La eficacia de las vacunas ha sido muy alta en reducir la letalidad y en el libro distingo entre letalidad y mortalidad. La diferencia entre la una y la otra es que la mortalidad es la letalidad multiplicada por la incidencia por el número de casos. El problema es que la vacuna no ha reducido los contagios. La incidencia, de hecho, incluso ha subido después de la vacuna, y esto ha hecho que el número de muertes, que se ha reducido muchísimo, no ha desaparecido y que el virus haya continuado circulando y además, probablemente a más velocidad que antes, cuando había medidas de contención. Lo que estoy es decepcionado con las vacunas, porque creo tanto en ellas que esperaba más".
Hoy, en una entrevista en La Razón, Sebastián ahonda en sus críticas: "La gestión de los datos ha sido desastrosa. Lo he denunciado muchas veces y le dedico un capítulo en el libro. No solamente han sido criticables su calidad, consistencia interna, disponibilidad y frecuencia, sino también la ausencia de unas series homogéneas y de un banco de las series históricas para que los investigadores las puedan utilizar en el futuro. Porque habrá que hacer muchas tesis y muchos proyectos de investigación sobre la Covid-19 y España no estará en esa lista por la baja calidad de sus datos. El principal error es no haber encargado al Instituto Nacional de Estadística (INE) la recopilación y publicación de los datos de la pandemia. El INE, además de disponer de recursos de los que el Ministerio de Sanidad carece, tiene la experiencia de coordinar la información con las comunidades autónomas, y un historial de transparencia y de facilitar la información estadística a los investigadores y usuarios. Todos hubiéramos salido ganando con el INE".