Ocurrió en la china del victorioso Mao, la dictadura más dura que ha sufrido el mundo, la que ha afectado a más víctimas, la que cuenta con la medalla de oro en homicidios, superior en crueldad a la de la Rusia soviética de Lenin y Stalin y al nazismo de Hitler. Hablamos del amigo Mao Zedong, también conocido como Mao Tse-Tung, el mayor criminal de la historia.
Por cierto, muy buena la definición de Wikipedia, que comienza así su biografía: "Mao Zedong, político, filósofo, intelectual, estratega militar y dictador chino". Es decir, lo de 'dictador' queda allá, al final, y su enhiesta figura viene introducida por el pluriempleo de filósofo, estratega militar, intelectual, etc.. Para hablar del mayor asesino de toda la era moderna, creador de la aún mayora tiranía del mundo actual, no está mal.
Como digo, ocurrió en la China de Mao, nada más llegar al poder este grandísimo miserable, un malnacido que respiraba orgullo, una verdadera hiena humana.
El suceso es conocido y los pormenores pueden leerlos aquí. Los comunistas del precitado líder, cerraron todo rasgo de cristianismo en China, entre estos todas las misiones católicas.
En una de ellas, un servidor del pueblo maoísta arrojó las formas consagradas por el suelo. A partir de entonces, una de las niñas, antigua alumna de la escuela de la misión, de 12 años de edad, se dedicó a comulgar, cada día con una de ellas. No se atrevía a tocar la forma consagrada con sus manos (debiéramos aprender de ella los españoles de hoy) así que se arrodillaba y cada día cogía una forma del suelo con la boca.
Uno de los militares, liberadores del pueblo, como creo haber dicho antes, se dio cuenta de ello y cuando le sorprendió sacó la pistola y disparó contra la niña. Esta, ya herida de muerte, se arrodilló, comulgó por última vez y luego expiró.
Esta es la clave del mundo actual como lo ha sido desde que el mundo es mundo, ciertamente. Ahora bien, lo que marca nuestro siglo XXI es la desacralización de la Eucaristía y eso sí que es grave.