La tendencia de algunos medios a ocultar, por ejemplo, la nacionalidad o el sexo de quienes cometen delitos está convirtiéndose en algo nada infrecuente. Véase: titular de El Mundo: Detenido un joven por quemar a tres indigentes en un parque de Lavapiés. Seguimos leyendo la noticia y nos econtramos con que esto es lo que ocurrió: "Un joven magrebí de 19 años con numerosos antecedentes policiales fue detenido el pasado jueves por la noche por la policía acusado de quemar y agredir a tres indigentes que dormían en el soportal de un kiosco bar cerrado. A tenor de las primeras investigaciones, el atacante fue víctima del robo de su móvil y acusó de la sustracción a varios compatriotas marroquíes que suelen dormir en el soportal del bar del parque casino".
Y si los implicados en el suceso son magrebíes, y si uno de ellos tenía antecedentes, ¿por qué no se informa desde el principio?
Ocurre lo mismo cuando se publican noticias sobre agresiones a miembros de las fuerzas de seguridad del Estado, como el caso de Zaragoza en el que un joven -de origen magrebí- atacó a un policía nacional en un autobús por pedirle que se pusiera la mascarilla. O en el caso de dos magrebíes que agredieron a un taxista en Sabadell y le rompieron dos costillas y la nariz... para robarle dos móviles. Aquí, el diputado de Vox, Iván Espinosa de los Monteros denunció -además de la agresión al taxista- la censura de Twitter, esta vez aplicada a la nacionalidad de los dos agresores.
¿Acaso tememos que en estos tiempos que corren se identifique la descripción de los hechos con la publicación de fake news? Sólo recordar que una fake news es directamente una noticia falsa, no una información que describe lo que ha ocurrido con todos los detalles, gusten o no gusten a los verificadores o a los amantes de lo políticamente correcto.