Ildefonso salió a trabajar como cada día. Horas después un vecino le llama y le dice que unos okupas habían irrumpido en su vivienda durante su ausencia.

La familia de Ildefonso acude rápidamente pero se encuentra con que los okupas. «Decían que les habían vendido unas llaves, que su abogado les había dicho que era su casa y nos enseñaron unas escrituras (que encontraron en la casa) y que su abogado les había dicho que la vivienda era suya", pero era mentira, rompieron el cristal», explicó María, la hermana de Ildefonso, en el programa 'TardeAR'. La Guardia Civil se presentó, pero el desalojo no fue inmediato debido a las restricciones legales que impiden actuar antes de que la okupación supere las 24 horas. Una ley que denunciaba recientemente Sonia, otra afectada, en su caso, por una inquiokupa.

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Al llegar, la familia se encontró con una escena desoladora, muebles destrozados, libros esparcidos por el suelo y pertenencias sacadas al exterior. Además los okupas, instalados cómodamente en el porche, habían montado una piscina y sacado sombrillas y sillas de la casa.

Los okupas finalmente abandonaron la casa, pero no sin antes llevarse varios objetos de valor. En ese sentido, María relató con indignación: «Se llevaron bolsas con ventiladores, ropa, una televisión, bicicletas... Todo en nuestras narices, y con la Guardia Civil en la puerta. No podíamos reclamar nada porque ellos decían que no podíamos testificar si era nuestro o de ellos».

Una vez recuperado su hogar, a la mañana siguiente, Ildefonso salió durante 10 minutos para comprar un bocadillo y ese lapso de tiempo los okupas habían regresado y le volvieron a okupar su casa: "Cuando le saltó la alarma en el móvil, volvió corriendo, pero ya estaban dentro, sentados, en las mismas sillitas, riéndose de todo el mundo y diciendo que la casa iba a ser para ellos», explicó María.

Finalmente, las autoridades lograron desalojar a los okupas, quienes amenazaron a los presentes con volver a intentarlo. «Han gritado a todo el pueblo que iban a volver. Nos sentimos indefensos porque vemos que la Guardia Civil viene y no puede hacer nada frente a ellos. Es desesperante», concluyó María.

Pero, ya saben, que la okupación no existe... Pedro Sánchez dixit. Y que casos como este son aislados... o no. Recordemos que, como escribía Rocío Orizaola, el okupa siempre llama dos veces.

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