En una carta dirigida a los legisladores de Argentina, un sacerdote argentino que lleva más de 20 años de misión en Medio Oriente denunció que la “deshumanización que hacen los terroristas de sus víctimas, es la que hacen los que buscan imponer el aborto en nuestro querido país”, recoge Aciprensa.
El sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) señala que por ocho años ha sido “testigo de las barbaridades del Estado Islámico y demás grupos terroristas. He hablado con gente que ha sido torturada durante semanas por estos asesinos y he ayudado a los refugiados que desde hace más de tres años viven en campamentos porque han perdido todo”. Agrega que “he vivido más de 5 años en Bagdad donde todos los meses se producen decenas de atentados, más de una vez han explotado todos los vidrios de mi casa por alguna bomba cercana, y he estado cerca de explosiones incontables veces”.
“Como verán, estoy marcado por la experiencia del odio y de la muerte”, continúa la misiva, “y al mismo tiempo, y más fuertemente todavía, por la experiencia del perdón que me enseñan mis fieles iraquíes: han perdido todo, casas, autos, ahorros, e incluso muchos han perdido parientes que fueron asesinados, y sin embargo, ellos perdonan de todo corazón”.
Es por eso que el sacerdote alza la voz contra el aborto y expresa en su carta que ve con claridad las palabras de la Madre Teresa de Calcuta: “si una madre puede matar a su hijo en su propio seno, ¿qué impide que nos matemos unos a otros?”. “Porque la deshumanización que hacen los terroristas de sus víctimas, es la que hacen los que buscan imponer el aborto en nuestro querido país, Argentina. Se busca por todos los medios que el niño no nacido no sea considerado persona, ni siquiera ser humano”, lamenta el P. Montes.
Afirma que “durante mis más de 20 años en Medio Oriente he luchado por los derechos de la mujer, de los niños abandonados, discapacitados, no queridos. He salvado mujeres de ser asesinadas por haber quedado embarazadas fuera del matrimonio, logrando salvar las dos vidas en un contexto mucho más difícil que el de Argentina”.
En la Llanura del Nínive los cristianos acogen a los musulmanes durante la cena que pone fin al ayuno del Ramadán
Sin embargo, en la llanura de Nínive se están dando muchas iniciativas de convivencia y reconciliación. Las comunidades cristianas y musulmanas locales están compartiendo cada noche el iftar, la cena con la que los musulmanes rompen el ayuno diario durante el mes sagrado de Ramadán, informa Fides.
La llanura de Nínive, en Irak, ha sido durante mucho tiempo un lugar de convivencia pacífica entre comunidades cristianas y musulmanas y otras minorías étnico-religiosas. Un mosaico hecho añicos por las tensiones, la violencia y los conflictos, y finalmente destruido en 2014, cuando una buena parte de esa región cayó bajo el control de los yihadistas del autoproclamado Estado Islámico (Daesh). La invasión produjo el desplazamiento de decenas de miles de personas. Incluso en Bartella, durante la ocupación del Daesh, las iglesias fueron profanadas y los signos que la devastación yihadista dejó a su paso siguen marcando profundamente el rostro de la ciudad que una vez albergara a una gran mayoría cristiana.
China, la persecución continúa: demolido un Vía Crucis en Tianjiajing
Pero en China, con excavadoras y martillos neumáticos, las autoridades de Anyang (Henan) han demolido un Vía Crucis a lo largo del sendero que lleva hasta el lugar más antiguo de peregrinación, el santuario de Nuestra Señora del Carmen en Tianjiajing, informa Asianews.
Las 14 estaciones del Vía Crucis, en pizarra, representaban varios momentos de la pasión de Jesús con dibujos y esgrafiados en estilo chino y con comentarios devocionales. Desde hace años, el Gobierno amenazó la destrucción del Vía Crucis y del Santuario (o lo que queda de este).
El santuario de Nuestra Señora del Monte Carmelo es el único lugar de peregrinación en la provincia de Henan. Se ordenó que fuera construido por el sacerdote del Instituto Pontificio para las Misiones Extranjeras Stefano Scarsella, entonces vicario apostólico en el norte de Henan, en 1903-05, para agradecer a la Virgen María por preservar a los misioneros locales de los peligros de la persecución de los Boxer en 1900.
La iglesia sufrió destrucciones por parte de los japoneses en la Segunda Guerra Mundial y por parte de los Guardias Rojos durante la Revolución cultural. Se convirtió en un sitio de peregrinación popular para los católicos de las provincias de Henan, Hebei y Shanxi, y la celebración principal se lleva a cabo el 16 de julio de cada año. Se dice que el 16 de julio de 1986, casi 10.000 peregrinos de las tres provincias peregrinaron hasta allí. En 1987, el Gobierno local envió tropas y vehículos blindados al sitio después de estimar que habría 50.000 peregrinos. En el mismo año, el sitio de peregrinación fue declarado ilegal por el Gobierno de Henan. Desde entonces, el Gobierno ha controlado la cantidad de personas y vehículos. No se permitían más de 300 peregrinos.
Desde mayo de 2007, el Gobierno provincial de Henan prohibió las peregrinaciones nacionales; el Gobierno de la ciudad de Anyang revocó el permiso al santuario y a la peregrinación, definiéndolos como “actividades religiosas ilegales”.
Desde que una cruz en una iglesia protestante fue desmantelada en Henan en septiembre pasado, la Iglesia Católica ha sido también el objetivo del incremento de la persecución en la provincia.
En febrero, las ciudades y pueblos de Henan recibieron una circular que prohibía la publicación de folletos religiosos. Las cruces en una iglesia católica fueron demolidas más tarde y las guarderías administradas por la Iglesia fueron incautadas y obligadas a cerrar permanentemente.
En abril, la represión de Pekín se intensificó cuando fueron suprimidas ocho diócesis de 10 en la provincia de Henan (Anyang, Luoyang, Xinxiang, Puyang, Zhengzhou, Shangqiu, Kaifeng y Zhumadian).
Una iglesia católica y la tumba de un obispo fueron demolidas; los sacerdotes de la iglesia clandestina fueron expulsados de sus parroquias; las propiedades de la Iglesia fueron confiscadas; y las autoridades enviaron funcionarios a las iglesias todos los domingos para evitar la entrada de menores.