Hace aproximadamente un año, un lobo conocido como GW950m se coló en una finca en Baja Sajonia (noroeste de Alemania) donde devoró un poni. Hasta ahí, todo habitual. Pero, resultó que, por desgracia para el lobo, su presa era Dolly. El animal, de 30 años, pertenecía a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que, tras el hallazgo del cadáver, expresó en un comunicado: "Toda la familia está terriblemente afectada por la noticia", explicó entonces en un comunicado la política.

Según El Confidencial, en las semanas posteriores a la aparición del cadáver de Dolly, Von der Leyen ordenó a los técnicos comunitarios que reevaluaran el riesgo que los lobos generaban sobre el ganado y las personas en entornos rurales, aunque en el Ejecutivo comunitario siempre han negado que se esté buscando vengar la muerte del poni. Ahora, el Ejecutivo comunitario abre formalmente el periodo para plantearse cambios respecto a las normas que protegen a los lobos. Hasta el 22 de septiembre, la Comisión Europea recogerá opiniones de científicos, asociaciones ecologistas, de granjeros y de comunidades rurales para actualizar los datos de la población de lobos y su impacto en el entorno y en el ganado.

Mientras, en las redes sociales, se critica que los ganaderos lleven años quejándose de que los lobos atacan a su ganado sin que nadie les haga caso. Lógico: ellos no tenían a Dolly.