Este último año ha sido trepidante. Rápido y frustrante para muchos y opaco para la gran mayoría. Vacío de esperanza de un futuro incierto como personas en particular y de la sociedad en general. Repasaremos una memoria de los hechos que nos ayude a poner los pies en la tierra, sobre la agonía interminable que nos proporcionan estos tiempos donde la muerte y el mal hacer de la clase política nos dejan fuera de juego, sobreviviendo, sin capacidad de planificar a unas semanas de nuestro día a día. Estamos ante la crónica de un año nunca previsto, pero que ha sido inevitable para todos.
Nadie podía prever que una pandemia asolaría nuestros proyectos. Parece que realmente todo estaba en manos de unos pocos, lo dijo Trump, y el Partido Demócrata y sus voceros le llamaron destructor conspiranoico. Lo denunció Santiago Abascal y Pedro Sánchez se burló de él en el Congreso de los Diputados. Y ahora Joe Biden, como presidente de los Estados Unidos, ha encomendado la investigación del virus chino. Mientras, La Moncloa calla como un muerto más de este azote vírico.
Nadie podía imaginar que en un año de muertos el Gobierno acometiera una ley de todavía más muertos como la eutanasia
Otra osadía, al menos por inoportuna: nadie podía imaginar que en un año de muertos el Gobierno acometiera una ley de todavía más muertos como la eutanasia. Tampoco podíamos imaginar que Pablo Iglesias, encumbrado hasta el poder por la cobarde soberbia de Pedro Sánchez, acabaría fuera de la política, se cortara la coleta y terminara enciscado entre las puertas giratorias de Jaume Roures, presentando un programa de investigación periodística -¡manda huevos!, que diría Federico Trillo-, en sustitución de otro malandrín mediático como es Jordi Évole, cuya filosofía como la de todo buen progre que alcanza fama, dinero y poder, es que solo aspiran a más fama, más dinero y más poder. Una Irene Montero desolada en su humilde morada de Galapagar que ya solo le queda el consuelo de acariciar los rizos de sus querubines y escuchar caer el agua depurada de la piscina al caer de la tinaja. Sola y borracha queremos volver a casa, nunca un eslogan fue tan duro con su propio promotor, sola está, en casa también, borracha no sabemos.
El partido socialista madrileño, después del despatarre que han provocado las elecciones de la Comunidad de Madrid, está en paradero desconocido y el Partido Socialista Obrero Español hundido en el fango de la traición, la mentira y la desfachatez. Y no solo es un problema del gobierno socialcomunista que legisla, porque cuando alguien lo hace mal y los demás callan, son tan culpables como él. Las urnas hablarán, desde luego, y todavía habrá votantes tan traidores, tan sectarios como ellos, que les permitirán seguir estando en el Congreso. Es para el sentido común un insulto y una patada al reconocimiento de la verdad, porque como dice el adagio, que te engañen una vez nos puede pasar a todos, pero que te engañen siempre los mismos es de tontos.
Tampoco podíamos imaginar que Pablo Iglesias acabaría fuera de la política, se cortara la coleta y terminara sustituyendo a Jordi Évole, cuya filosofía como la de todo buen progre que alcanza fama, dinero y poder, es que solo aspiran a más fama, más dinero y más poder
La realidad ha demostrado que la derecha siempre ha sido más crítica con sus líderes políticos que la izquierda, de hecho se mueven en un arco amplio y no siempre coherente: desde el PP a Vox pasando por Ciudadanos. Recordarán que cuando Mariano Rajoy incumplió desde su gobierno las promesas dictadas desde la oposición, se quedó en minoría y entonces requirió del apoyo de Ciudadanos. Luego les pusieron en la calle con la moción de la vergüenza. Ahora Pablo Casado sigue faltando a la verdad, al menos a la valentía, por puro tacticismo del que muchos de sus potenciales votantes acusan a la cobardía de partido. Y es que nadar y guardar la ropa es complicado, al final hace aguas por algún lado. Al final lo mejor es ir de cara, aunque te la partan, y en este sentido parece que Sánchez ha optado por esto y ya miente como parte de su imagen personal, temeroso de frustrar a sus votantes, tan bobos que se siguen dejando engañar, de forma quizá interesada.
Y la historia continúa. La crónica negra del PSOE de los últimos años es para temerla, quizá no tanto por ellos mismos que están dispuestos a todo por chupar bancada azul, sino por los que le rodean -independentistas, nacionalistas, bildu etarras, extrema izquierda...-, dispuestos todos a vivir como garrapatas de este perro enfermo que vive de la basura ideológica y las conveniencias para que la realidad no lo apalee como realmente debiera ser. Sócrates dijo que un hijo que aborrece de sus padres no merece razones, sino palos. Un partido al que se le confió el poder y sigue en el machito gracias a promesas incumplidas, no se merece justificaciones, se merece el ostracismo del panorama político. Pero la izquierda vota pensando en contra del adversario, por eso sigue votando PSOE o Unidas Podemos, porque como bien decían los peneuvistas de los etarras cuando ETA masacraba, que no estaba bien lo que hacían pero que como eran vascos...
Estamos ante los tiempos en que nadie se quedará atrás con la mayor agenda incumplida en vivienda, tarifazos de la luz, violación a las familias por la ley de educación, la inmigración descontrolada, las relaciones con Marruecos o las reuniones bilaterales de veinte segundos en el pasillo
Vayan y compren más palomitas, porque además de los indultos de los secesionistas llegan los llamados sablazos de la concordia. Estamos ante los tiempos en que nadie se quedará atrás con la mayor agenda incumplida en vivienda, tarifazos de la luz, violación a las familias por la ley de educación, la inmigración descontrolada, las relaciones con Marruecos o las reuniones bilaterales de veinte segundos en el pasillo. No se lo pierdan, pasen y vivan el gobierno más miserable de la democracia española.
Invitación a pensar (Rialp) deJaime Nubiola. Precisamente este artículo requiere libros que nos ayuden a poner la cabeza en reflexión, en la crítica centrada en la mejora del hombre y por ende la sociedad. Nuestro mundo necesita gente que piense por su cuenta y riesgo, y este libro es una invitación para hacerlo: nadie puede pensar por nosotros. El poder político, con la complicidad de los medios de comunicación, tiene narcoaislados de sus propias creencias a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, este libro es un buen despertador.
Estado de disolución (Sekotia) de Elio Gallego. Juan Donoso Cortés previó fue, sintéticamente, esto: que el destino de Europa estaría marcado por el despliegue en el tiempo del racionalismo, con un liberalismo inicial que sucumbiría ante al voluntarismo «democrático» de las masas, y éste a su vez se diluiría en otro estadio, esta vez «socialista», centrado exclusivamente en el igualitario goce de los bienes materiales y en el bienestar. Época narcisista y egocéntrica y, sobre todo, atea que finalmente daría paso al nihilismo, entendido éste como un estado de disolución general.
Idea de hispanidad (Homolegens) de Manuel García Morente. En estos tiempos donde la realidad de la identidad nacional se ha convertido en la ganga del mercadeo político, es necesario, muy necesario, volver a las raíces de nuestra existencia como país y nación. Este clásico es tan necesario como el respirar. Es un filtro intelectual que nos depura la basura que nos llega extramuros de nuestra vida.