Juan Español de hoy, empezando por mí mismo, es un inútil de tomo y lomo, incapaz de hacer la 'o' con un canuto. Incapaz, en suma, de valerse por sí mismo. Doy fe de ello.
Por eso triunfan en España los inmigrantes llegados desde el otro lado del telón de acero, los sometidos y sufridos ex-ciudadanos de la lacra comunista. La vida bajo el estalinismo era tan difícil que cada cual aprendió, por instinto de supervivencia, a valerse por sí mismo y a sacarse las castañas del fuego.
Así que cuando han llegado a España o Italia, los rumanos, por ejemplo, se han convertido en el báculo de la sociedad española. Saben arreglar un grifo, saben de fontanería, albañilería, carpintería, incluso entienden los aparatos que hemos creado los occidentales… Y que los occidentales no sabemos manejar. Puede que no sean muy cultos, pero son hábiles.
Está desapareciendo el agricultor 'todero' (capaz de hacerlo todo), sustituido por el inútil urbanita, incapaz de valerse por sí mismo. Eso sí, de ideología verde
Y todo esto nos pasa porque hemos perdido las habilidades de nuestros padres agricultores, de aquellos que llamamos desertores del arado pero que, una vez trasladados a la gran ciudad resulta que sabían hacer las cosas, sabían valerse por sí mismos sin tener que llamar, a cada momento, al especialista. ¿Por qué? Pues porque el hombre de campo era, por necesidad, un tipo hábil, no un completo inútil.
Esta carencia resulta especialmente pertinente hoy, cuando el trasfondo de la crisis económica permanente que recorre el mundo: la verdadera crisis económica es la falta de alimentos, el hambre. Sí, el hambre en el primer mundo es también posible... y por culpa del primer mundo.
El mundo puede fabricar alimentos para varias decenas de humanidades... salvo que el hombre deje de explotar al planeta... que es lo que debe hacer el hombre y lo que está dejando de hacer
De entrada, el mundo puede fabricar alimentos para varias decenas de humanidades salvo que el hombre deje de explotar al planeta... que es lo que debe hacer el hombre y lo que está dejando de hacer.
Pero volvamos atrás: tanto la agricultura como la ganadería están siendo abandonados en el Tercer Mundo, por las lamentables políticas agrarias de Europa y de Estados Unidos: la PAC y las Farm Act, que han destruido la agricultura y la ganadería del mundo pobre a costa de subvencionar a los agricultores y ganaderos del mundo rico. Por eso los pobres, al menos en buena parte, son cada vez más pobres y por eso occidente ha sido invadido, sí invadido, por unos inmigrantes que han abandonado el campo como el español ha abandonado su pueblo para venirse a la gran ciudad. Y todo ello puede acabar en menor producción de alimentos, que nos llevaría a la verdadera y única crisis económica: el hambre.
Volvamos más atrás: también está desapareciendo el agricultor 'todero', sustituido por el inútil urbanita, incapaz de valerse por sí mismo. Eso sí, de ideología verde.
Tanto la agricultura como la ganadería están siendo abandonados en el Tercer Mundo, gracias a los subsidios agrícolas de Occidente
Un consejo: volvamos al campo, no vaya a llegar la verdadera crisis económica, la de falta de alimentos. A fin de cuentas, conozco en Madrid a muchos paisanos de mi tierra chica, Asturias, que abandonaron la grande Asturias para buscar una vida mejor en Madrid y que apenas han podido sobrevivir y ahora sobreviven de taxistas en Madrid, un mundo mucho más caro que su ambiente natural y con peligro de convertirse en un inútil urbanita -batallón en el que me encuentro- a la hora de cubrir sus necesidades primarias.
Por cierto, que con la espoleta de esa crisis de hambre llega la crisis de deuda de la quiebra de los estados occidentales. Muy posiblemente pero ese es un triste consuelo. La crisis de hambre es la crisis económica por antonomasia. Frente a ella la pavorosa crisis de deuda es una cosa muy llevable.
Un consejo, volvamos al campo. Otro consejo: acabemos con las subvenciones al agro en Europa y en Estados Unidos. En primer lugar, son lesivas para el Tercer Mundo. En segundo lugar, pueden producir, siempre ayudados por la ecología hoy en vigor, verdaderamente castrante, que el hambre llegue, también, al primer mundo. Y, en cualquier caso, más nos vale al mundo occidental, tan urbanizado, ser menos inútiles. Y no hablo de bricolaje.