Gran polémica. Los pormenores los tienen ustedes en esta crónica de la solvente agencia católica argentina AICA. En dos palabras, resulta que el arzobispo Vicenzio Paglia, nada menos que presidente de la Academia Pontificia por la Vida, perpetró unas declaraciones en las que parecía apoyar la eutanasia, al rebufo de los intentos, en determinados casos extremos, naturalmente, de legalizar la eutanasia en Italia, vía tribunales.
Si a usted siempre se le interpreta mal, a lo mejor la quisicosa no está en las interpretaciones sino en el interpretado. O peor: a ver si resulta que le están interpretando correctamente
Vamos, que monseñor Paglia, insisto, presidente de la pontificia Academia por la Vida, no apoyó la eutanasia pero podía parecer que lo hacía, y entonces don Vincenzio ha lanzado una curiosa nota aclaratoria diciendo que él está de acuerdo con la doctrina de la Iglesia, que prohíbe la eutanasia y proclama los cuidados paliativos.
¡Cuánto bueno! Un arzobispo de la Curia, nada menos que al frente de la Academia vaticana encargada de pregonar el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, tiene que aclarar que está de acuerdo con la Iglesia en materia de vida. No, si te parece, podía estar en contra.
Un arzobispo, nada menos que al frente de la Academia vaticana por la vida, tiene que aclarar que está de acuerdo con la Iglesia en materia del derecho a la vida. No, si te parece, podía estar en contra
Por otra parte, oiga don Vincenzo: si a usted siempre se le interpreta mal, a lo mejor la quisicosa no está en las interpretaciones sino en el interpretado. O peor: a ver si resulta que le están interpretando correctamente y que es usted quien no habla claro. Ya sabe: si me engañas una vez la culpa la tienes tú, si me engañas dos veces, la culpa la tengo yo. Si siempre te interpretan mal, a lo mejor es que eres tú quien se explica mal, quizás porque estás coqueteando con el mal, seguramente en pro del diálogo.
En materia doctrinal, la Iglesia no tiene que acercarse al errado admitiendo el error sino pregonando la verdad. Don Vincenzo: ame al malvado pero odie el mal, es el camino seguro
En cualquier caso, si la eutanasia es siempre una gran mentira, producto de un siglo inclemente, que no acepta la debilidad, ¿por qué dedicarle tiempo a desmontar la mentira y no a proclamar la verdad? Insisto en lo de san Juan Pablo II: deje usted que el mal se disuelva a sí mismo. Lo de Santo Tomas de Aquino: el mal no existe, es sólo la ausencia de bien. Lo de San Josemaría: ahogar el mal en abundancia de bien. Traducido: para combatir la eutanasia, no busques la excepción para acercarte al errado, pregona la alternativa, los cuidados paliativos, y reafirma la doctrina de la Iglesia que es la que funciona. En materia doctrinal, la Iglesia no tiene que acercarse al errado admitiendo el error sino pregonando la verdad. Don Vincenzo: ame al malvado pero odie el mal: es el camino seguro.