En Barcelona ha comenzado el juicio a Cristina Rivas, acusada de asesinar a su hija Yaiza de cuatro años en Sant Joan Despí. Rivas, quien confesó el crimen, enfrenta la petición de prisión permanente revisable por parte de las acusaciones. La defensa alega problemas de salud mental para buscar una reducción de la condena.

Durante la primera jornada, la abogada de la acusación particular Mireia Gómez, criticó la estrategia de «psiquiatrizar» utilizada frecuentemente por las defensas para mitigar responsabilidades penales, pidiendo al jurado evitar etiquetar el acto como resultado de una enfermedad mental: "La maldad existe y no le pongamos el disfraz de enfermedad mental". 

Las cartas de suicidio que dejó escritas para su expareja, Sergio Peiró, sus padres y su abuela son una prueba de cargo contra la procesada que, además, admitió ante el juez tras ser detenida que había acabado con la vida de la niña asfixiándola con una bolsa de plástico tras sedarla con unas pastillas. Después, intentó suicidarse ingiriendo medicamentos.

A las cartas de suicidio se ha referido la abogada de la acusación particular y, sobre todo, a la afirmación contenida en ella en la que la acusada daba a entender que tenía derecho a acabar con la vida de su hija porque la "había parido". A su expareja le escribió: "A mi hija me la llevo conmigo, que para eso la he parido yo y no te la vas a quedar tú". Para la letrada, ese sentido de la posesión supone una "deshumanización de un hijo" y es un comentario "horroroso", pues convierte al menor "en un arma contra el padre". "Matar a un hijo por venganza es un hecho abominable", ha incidido. "Hay madres que piensan que los hijos son un objeto porque los han parido", ha concluido.

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Por su parte, las abogadas de la defensa, Alba Escoda y Eugenia Sobrino, han afirmado que Rivas tiene rasgos de esquizofrenia que la pueden llevar a perder el control, han recordado que tras matar a su hija se intentó suicidar y han calificado el crimen como "un suicidio ampliado por desesperación".

También han criticado la «campaña de difamación» que consideran ha sufrido Rivas en medios de comunicación, y ha puesto en cuestión la petición de condenarla a prisión permanente revisable comparando su causa con otras en las que se ha aplicado esta pena.