Los lectores de este espacio saben que sufrí de forma severa la COVID-19. Ingresado durante quince días estuve a un pelo de ser entubado. Conté mi experiencia, que fue mucho más allá de una enfermedad con graves consecuencias médicas. Lo que viví entonces fue un encuentro con la vida agonizante y un estado de conciencia que puso a salvo mi espíritu y mi relación con los demás, especialmente con mis hijos y también con mi esposa.
Sin embargo, quizá por mi experiencia, que no desde la teoría con la que pretenden hacer justicia o alcanzar cierta suerte de deseos personales; o la ansiedad de salvarse, provocado por el miedo paralizador; o la hipocresía legal a la que muchos se apuntan con el pasaporte COVID… Me gustaría hacer un breve bosquejo de lo que se vive en diferentes estadios sociales y emocionales. Lo que no cabe ninguna duda es que lo que ha pasado para que suceda lo que sucede -desconfianza, rebelión, hartazgo…-, no es más que la consecuencia de la contradicción en la información, forjando la mentira oficial y única creíble, compadreada con los medios de comunicación oficiales, mientras se ningunea cualquier otro medio, opinión e información que no casara con la información institucionalizada. Con estos mimbres, qué menos que exista cierto caldo de cultivo para crear la desconfianza social, y por lo tanto el descreimiento, hacia la Organización Mundial de la Salud, el Ministerio de Sanidad, los consejos de Europa, los laboratorios y todos los neoliberales globalistas que tanto tienen que ganar.
Hoy no existen casualidades excepto que te llegue una Filomena o que un volcán te reviente en la cara como sucede en La Palma. Dos catástrofes naturales que también las han usado para flagelarnos por ser humanos y criminalizarnos con el cambio climático y la violencia machista
Que es un embrollo de información constante para confundir, tiene toda la pinta. Hoy no existen casualidades excepto que te llegue una Filomena o que un volcán te reviente en la cara como sucede en La Palma. Dos catástrofes naturales que incluso también las han usado para flagelarnos por ser humanos y criminalizarnos con el cambio climático, e incluso rizar el rizo con la violencia machista a causa del volcán en Cumbre vieja.
La posverdad no tiene límites y cualquier ocasión es apropiada para ejercerla. Lo mismo sucede con la pandemia, se usa, se manipula, con fines diferentes a la verdadera salud social y personal. Es vergonzoso dar un repaso a la hemeroteca de Bill Gates, Pedro Sánchez o la última y más insultante de Yolanda Díaz, que ha dejado al pie de los caballos una vez más a este Gobierno, aunque sigue mirando al infinito en un silencio cínico. Esas declaraciones deberían haber reabierto las diligencias de la denuncia que se realizó por el atentado criminal y social que el Gobierno de Sánchez con su recua de mujeres feministas Carmen Calvo o Irene Montero, como sus máximas representantes, una como primera Vicepresidenta y la otra del ramo que representa, animando a que otras mujeres se metieran en la ratonera del 8 de Marzo de 2020, la mayor erupción de ese otro volcán pandémico de las que las víctimas principales fueron primero miles de mujeres y luego la expansión en árbol que supuso la bravuconada de Calvo: «nos va la vida en ello». Por lo visto, Pablo Casado ha expresado su intención de iniciar acciones legales en estos términos: «La Fiscalía General del Estado ha paralizado todas las querellas que se han presentado por parte de sanitarios, asociaciones de pacientes y familiares de los más de 120.000 fallecidos. Hay que hacer justicia». ¡Ya veremos!
Una sociedad troceada también por la pandemia. La mentira es lo que trae, división, rencores, recelos… Y hay que avisar que las mentiras de Sánchez no todo es mentira, porque la pandemia sí es verdad, decir lo contrario sería de estúpidos, pero cuando te conducen a pesar tuyo, para otros intereses que desconoces te sientes engañado. Esto (nos) pasa con lo que acontece. La máxima del mentiroso profesional de «Si quieres mentir bien, al menos tienes que decir una verdad de vez en cuando», es algo que desprecia nuestro Gobierno, ya hice una reflexión sobre ello y me vuelvo a reafirmar sobre que este gobierno usa la verdad para mentir, y miente para fabricar verdades inexistentes para otros objetivos que se nos escapan en el corto plazo.
Los que hemos sobrevivido al paso del hospital, que hoy gozamos de buena salud, que vemos a tanta gente aterrorizada con la nueva ola a causa de la variante que la OMS ha denominado Ómicrom, nos hace sonreír un poco, porque han dicho que esta variante no es mortal y que sus causas son como las de una gripe de toda la vida. Sin embargo, se está imponiendo de forma inapelable el pasaporte para entrar en la hostería y dentro de poco para cualquier otro servicio derivado de la sociedad del bienestar por el que ya hemos pagado. Esta es la trampa.
Realmente somos los inconformistas, los críticos del sistema que siempre en todos los momentos de la historia han salvado al mundo. Excepto cuando los críticos se convierten en el sistema como sucedió con la revolución francesa, el levantamiento bolchevique y los vividores de Podemos
Pero también han dicho que el incremento en derivaciones contra la salud de los vacunados van en aumento, con secuelas graves y en algunos casos de por vida, pero ningún medio subvencionado dan noticia de esta terrible realidad. Cuando la población lleva al menos tres dosis, dicen con el desparpajo de un vendeburras de patio de colegio que, vacunado o no, te puedes contagiar o contagiar a otros. ¿Nadie ve lo que sucede? Al final, los que ponemos en duda la manera que tiene el sistema globalista de salud y de cómo nos afecta de forma local, somos los negacionistas. Y se confunden, porque realmente somos los inconformistas, los críticos del sistema que siempre en todos los momentos de la historia han salvado al mundo. Excepto cuando los críticos se convierten en el sistema como sucedió con la revolución francesa, el levantamiento bolchevique y los vividores de Podemos.
Democracia para idiotas (Sekotia) Pedro F. J. Josa. El autor ha profundizado en la democracia que se arrastra desde los clásicos -de donde procede la segunda parte del título “idiotas”- para explicarnos que lo que hoy denominamos democracia ya no lo es. Realmente este libro es un despertador para aquellos que estaban acomodados al voto cada cuatro años y que siguen pensando que la vocación del político está para servirte. Lean y descubran qué resortes existen en esto que llamamos hoy democracia para que sea usted feliz mientras le someten desde una dictadura de falsas urnas.
La virtud de pensar (Berenice) María Ángeles Quesada. Tiempos revueltos para mentes inquietas, más bien críticas. Tiempos muy necesarios para pensar, pero tan mal está el nivel que hay que aprender a hacerlo y la autora de este libro nos pone en buen camino. Un camino que parte de nosotros mismo como individuos y termina en el pensamiento colectivo, en el que te puedes convertir sin nos estás al tanto en un verdadero rebaño.
El árbol masónico (Digital Reasons) Manuel Guerra. El autor, fallecido en este mismo año, es quizá el famoso sacerdote especialista en masonería, sectas y nuevo orden mundial. Este es uno de sus últimos libros publicados donde deja la impronta de una realidad ocultada durante décadas que hoy no necesita presentación porque es un secreto a voces. Las sociedades occidentales, y las occidentalizadas, han sido transformadas. Sociedades cristianas (creyentes o no) han sucumbido al relativismo moral propiciado por el NOM a través de políticas globales, presiones financieras y la excitación de una sociedad consumistas hasta la saciedad. Este libro trata de esto, de cómo han cambiado el agua de la pecera sin que los peces se hayan dado cuenta.