La verdad siempre es la suya
Decíamos ayer… que el Debate en el Congreso del pasado jueves sobre inmigración fue más que pobre: fue mezquino. Una exhibición de ‘caridad’ televisada, que suponía una burla tanto a los inmigrantes como a los españoles.
Más que un debate fue un muestrario de caridad televisada y de narcisismo, sobre todo por parte de la reina de los narcisos, la vicepresidenta Carmen Calvo.
Lo del jueves en el Congreso constituyó un espectáculo de ‘caridad televisada’ francamente repugnante
Basta con unas pinceladas: el mejor, sin duda, el menos demagogo, el ‘proclamado fascista’ Santiago Abascal, el único que recordó a los españoles que sufren la delincuencia creada por una inmigración sin control alguno y, sobre todo, porque el estilo onegero de Open Arms o Médicos sin Fronteras recoge a inmigrantes a los que luego nadie se preocupa de integrar.
Más sobre el debate mezquino y mentiroso: escuchar a los nacionalistas vascos, precisamente a ellos, calificarse como “partido humanista” y atacar el supremacismo blanco, o a los podemitas y a ERC hablando de islamofobia, es razón suficiente para disfrutar riendo.
Ni los españoles que sufren la inmigración delictiva, ni los inmigrantes que buscan una vida mejor pueden esperar nada de Pedro Sánchez
Pero se llevó la palma una Carmen Calvo y un PSOE cuyo discurso político se puede resumir así: no sé si la inmigración es buena o mala, no tengo política migratoria, no sé qué haré con el siguiente Open Arms, desconozco la delincuencia creciente que provoca mi política, pero, en cualquier caso, el Gobierno socialista -o sea, yo mismo- lo ha hecho muy requetebién.
Y mientras todo esto ocurría, el aristócrata británico Boris Johnson no ponía a Reino Unido en un callejón sin salida, sino a la Unión Europa en su encrucijada. Ahora mismo, se hacen realidad, de nuevo, las palabras de Juan Pablo II: “Europa sé tu misma, recupera tus raíces cristianas”. Porque lo cierto es que Bruselas afronta una alternativa: o refundación sobre principios cristianos o disolución por estancamiento burocrático. Hasta ahora, la economía ha permitido no elegir. A partir de ahora, con el estancamiento económico de Alemania, que enseguida se difundirá por toda Europa, habrá pocas posibilidades para eludir la elección. Y si el futuro es ‘Lolito’ Macron… habrá que apostar por la disolución y refundación.
En una Europa dormida, España debe volcarse con Hispanoamérica
Lo que demuestra, también, que España debe volcarse con Hispanoamérica. Sobre todo, en su política migratoria. A Pedro Sánchez, Iberoamérica le importa un pimiento. No hace progresista. Sin embargo, el mundo hispano responde a una política lógica de migración, que es aquella que ayuda en origen para evitar la emigración, de suyo mala, y en destino se preocupa de integrar al inmigrante.
El inmigrante que mejor se integra es aquel que posee una misma lengua y una misma religión. Por eso España debe volcarse con Hispanoamérica y por eso la inmigración islámica, la que más problema proporciona en Europa debería ir, no a Europa, no a su odiado Occidente, sino a otros países musulmanes.
Pero para la izquierda española, tan solidaria con el inmigrante en teoría, los hispanoamericanos son sospechosos de imperialistas. A más a más, el ideal hispano es antiprogre. Allá ellos.