Raquel Ejerique, de Diario.es, periódico de ideario podemita, puso en la noche electoral la representación de lo políticamente correcto, cuando calificó a Vox como “partido antisistema”. O sea, que Podemos es un partido del sistema, pura democracia, mientras Vox es el que procede de los perroflautas de la Puerta del Sol. Ya no es ultraderechista: es antisistema. Al parecer fue Vox, y no Podemos, quien nació del 15-M. Y nadie le contradijo porque eso hubiera resultado… políticamente incorrecto.

Pues no: la formación de Santiago Abascal, triunfadora de la noche, no representa el voto antisistema, tampoco el voto ultra, que apenas existe en España: representa el voto católico, que es bien distinto. El triunfo de Vox supone que Cristo, los valores cristianos, no ha quedado fuera del escenario político español.

El peligro de Abascal es acabar como el Partido Popular… por mor del olvido de sus principios y de la cobardía

Insisto: Abascal tiene toda la razón cuando habla de cuatro partidos progres, dos de izquierdas y dos de derechas frente a uno que no lo es: Vox.

¿Y qué es el progresismo? Abajo los curas y arriba las faldas. Negar cualquier verdad posible -de ahí el odio a la Iglesia y una liberación que siempre acaba en homicidio- y en ideología de género.

Esa es la buena noticia. La mala consiste en penar –que no pensar- que Pedro Sánchez siga en Moncloa como presidente del Gobierno. Aunque ha perdido diputados, de 123 a 120, lo cierto es que seguiremos teniendo en Moncloa al presidente más cristófobo y más sectario, al más guerracivilista, de toda la etapa democrática, sin ánimo de despreciar el papel de Zapatero.

Santiago Abascal ha hablado de ‘consenso progre’. Ahora le toca combatirlo. En su celebración del triunfo no habló de valores cristianos. Esperemos que cambie. Si no, corre el riesgo de acabar como el PP. Los populares también eran cristianos… hasta que dejaron de serlo porque no hacía moderno, no hacía progre.

Ojo, la derecha no gana votos, los pierde. Dicho de otra forma: la diferencia no es entre izquierda y derecha sino entre progres y cristianos

En cualquier caso, el sectarismo cristófobo se impone en España: Sánchez seguirá de presidente. ¡Ay madre!

El peligro de España no es el separatismo, que también es la desmoralización del país. Y sí, Cristo está en la clave de la unidad de España que se pretende. Porque la pregunta sigue siendo la misma: ¿Unidad respecto a que? No puede ser respecto a otra cosa que a su origen. Y el origen de España es su fe.