La secuencia gramatical es muy importante en política. No es lo mismo decir que la inversión extranjera es muy positiva y que el Gobierno debe decidir sobre la entrada de STC en Telefónica, que decirlo al revés: el Gobierno tiene que decidir si autoriza la operación, aunque la inversión extranjera es muy positiva. En el primer caso, el Gobierno ya ha dado el sí, aunque guarda las apariencias, y eso es precisamente lo que ha dicho Pedro Sánchez este viernes, en un encuentro con empresarios, en la sede de la CEOE.

Es decir, el presidente en funciones ha cedido al chantaje de Bin Salman de tal manera que STC no tendrá ningún problema en mantener el 9,5% que ha comprado de Telefónica, convirtiéndose, así, en el primer accionista de la teleco. Los saudíes, por su parte, ya sabían que no encontrarían ningún obstáculo, entre otras cosas porque paralelamente mantienen un pedido con la empresa pública Navantia, valorado en más de 2.000 millones de euros y que implica unos 7.500 empleos.

Sánchez ha aprovechado el encuentro en la CEOE para arremeter contra Feijóo por, según él, hacer perder el tiempo a los españoles con su investidura ‘fallida’. Menos mal que le tenemos a él: si el Rey le designa candidato, hablará con todos (y todas), incluida la sociedad civil -la CEOE y los sindicatos, por ejemplo- para ser investido presidente. El semblante de Antonio Garamendi, muy sonriente en la presentación, era todo un poema.