Luis de Guindos insiste en que el repunte de la inflación es temporal, aunque el precio de la energía seguirá alto durante 2022
El repunte de la inflación es cosa muy seria, aunque Luis de Guindos se empeñe en restarle importancia. Y no es un repunte cualquiera: el IPC anual adelantado de septiembre se situó en el 4% mientras que el objetivo del BCE está en el entorno del 2%. Y contra el alza de precios, subida de tipos, algo que dejaría a la economía española -y la de otros países como Italia o Francia- al borde del colapso, por su elevada deuda pública.
El mensaje del BCE, no obstante, es de tranquilidad. No hay que preocuparse porque el repunte es temporal y se debe, en primer lugar, a que compara con 2020 y, en segundo lugar, a los cuellos de botella de algunas materias primas y componentes como los microchips. A estas justificaciones se ha añadido otra, que a la postre puede resultar la más preocupante de todas: la escalada de los precios de la energía.
“Nuestro planteamiento fundamental es considerar que gran parte de este aumento en 2021 obedezca a factores técnicos que en 2022 se darán la vuelta y empezarán a jugar a favor, situando la inflación media por debajo del 2%”, ha afirmado Guindos este lunes en un evento organizado por el Club Empresarial ICADE.
Ese es el problema: la previsión es que los precios de la energía sigan en máximos durante 2022 y continúen impulsando los precios al alza. Veremos entonces cuál será el discurso del BCE, cuando se vea atrapado entre la elevada inflación y la imposibilidad de subir los tipos de interés para contenerla.
Porque si los sube, España, con el 123% de deuda pública sobre PIB, quiebra.