Contra viento y marea, Amy Coney Barrett se convierte en magistrada del Tribunal Supremo de Estados Unidos
Donald Trump ha nominado a Amy Barrett para el Tribunal Supremo. Jurista de prestigio con un currículo y una experiencia inigualables. Católica, madre de cinco hijos más dos adoptados, uno de ellos ‘down’… y encima joven y guapa… es mucho más de lo que progres y feministas pueden tolerar.
Las feministas sienten una especial aversión hacia las mujeres hermosas. Desconozco el motivo último, pero parece un hecho demostrable y constatable. Es más todavía no sabemos si la feminista son feas por feministas o por feministas feas.
Los progres no pueden aceptar que una mujer inteligente sea madre de tantos hijos, que encima haya triunfado en su profesión y de postre, que se confiese católica y provida y se enorgullezca de ambas condiciones.
Joe Biden suplica a sus histerizadas huestes que detengan el linchamiento de Barrett: podría perder las elecciones. Hay que centrarse en Trump
Está claro que Trump ha elegido sabiamente. Tanto es así que Joe Biden ha detenido al pelotón de linchamiento de Amy Barrett. Masacrar ahora a Barrett puede hacerle perder las elecciones: se notaría demasiado el sectarismo y los prejuicios.
Y encima es guapa.
Para templar gaitas, Barrett aseguró que no dejaría que sus creencias influyeran en sus decisiones. Mal hecho, sus creencias pueden, deben... y además es inevitable que influyan en las decisiones profesionales. Pero para bien, si en verdad son creencias católicas.
Y en cuanto al insulto habitual que le dirigen -dogmática- acuérdese la señora Barret de las palabras de Chesterton: "Sólo conozco dos tipos de personas: los dogmáticos que saben que lo son y los dogmáticos que no saben que lo son".