Garanti, fuente de disgustos para BBVA y FG
Ha presentado el BBVA sus resultados correspondientes al segundo semestre de 2018. No cabe duda de que la calidad de la información que presenta es alta y se agradece. En los últimos años, la política de power point y la influencia de Barrio Sésamo han hecho estragos en la calidad de las presentaciones que las entidades hacen a los analistas.
Tal vez se echa en falta en dicha presentación un esfuerzo mayor por permitir la comparabilidad entre los resultados de este primer semestre de 2018 y los del mismo periodo de 2017, dado que desde el 1 de enero de 2018 se aplica la famosa NIIF 9, en lugar de la NIC 39. Nos habría gustado que BBVA hubiera reexpresado los estados de 2017 de acuerdo con la NIIF9. En cualquier caso, la información es muy buena y creemos que el efecto no es tan grande como se anunciaba.
Lo más relevante: el resultado final del primer semestre de 2018 es de 3.230 millones de euros (un 10,84% más que durante el mismo periodo de 2017) y, sin embargo, el margen de intereses, primera línea del resultado, se ha reducido en igual periodo casi un 2%. El margen bruto, siguiente línea, que incluye al anterior más el resultado de comisiones y operaciones financieras básicamente, cae un 5% también en este segundo semestre. Así, que el fuerte crecimiento del resultado tiene que estar en otro sitio y van quedando pocos, pero interesantes: los gastos generales y el deterioro de los activos por morosidad (las provisiones).
Los gastos generales han caído un 5,9% en este primer semestre y las provisiones un 17%, aunque también hay que reconocer que estas últimas ya comienzan a no pesar en los márgenes de la compañía bancaria. Así el ratio de eficiencia se ha reducido al 49,2% desde el 49,7% y la tasa de mora ya está en el 4,4%, frente al 4,8%, en ambos casos desde 30 de junio de 2017 a igual fecha de 2018. Con márgenes más estrechos contener los gastos generales y con tipos tan bajos contener la morosidad, parece la receta de libro de texto para sostener la rentabilidad y, en este caso, incrementarla. ¡Y mucho! El beneficio por acción ha subido en este primer semestre de 2018 a los 37 céntimos de euros frente a los 33 céntimos de euros que se venían acumulando a mediados de 2017.
Y el modelo aguanta… pero no sabemos hasta cuándo
En cualquier caso, esperemos que no nos vuelva a hacer BBVA una parada de burro tras una arrancada de caballo, como nos hizo el año pasado en el último trimestre de 2017: los tres primeros trimestres muy buenos, como los dos que llevamos de 2018, y un cuarto primero francamente malo. Estas paradas de burro se producen con frecuencia, y así fue en este caso, por dejar la revisión de las carteras de créditos, y el registro de su morosidad, en buena parte para fin de año. Es un vicio que deben quitarse las entidades porque afecta mucho a la volatilidad de su cotización.
Los ratios de rentabilidad han crecido mucho en estos últimos doce meses. Así, la rentabilidad sobre activos (ROA) ha pasado al 0,95% en este primer semestre de 2018 desde el 0,82% o el 0,68% de los dos primeros semestres de 2017 y al de los fondos propios (ROE), que es la que interesa al accionista, al 11,7% desde el 9,7% y el 7,4% para iguales periodos que en el caso del ROA en todos los casos.
Es de destacar la reducción del crédito a la clientela en un 8% en los últimos doces meses. Reducción mayor que la de los recursos de clientes (6,9%), lo que ha incidido a pesar de la caída de los fondos propios (4,8%), en un menor apalancamiento de la entidad que pasa de una relación entre recursos de clientes y fondos propios de 9,7 a 9,5. Dicho de otro modo, la entidad está reduciendo riesgo lo que se traslada a que manteniendo la misma solvencia que hace un año, sus ratios de cumplimiento mejoran: el supervisor le exige menos.
El mercado ha acogido muy bien las cuentas de BBVA. En el momento de escribir estas líneas iba subiendo más de un 2%. El resumen es que BBVA casi parece una eléctrica: sin grandes sustos en ninguno de sus márgenes y con una estrategia que se entiende bien y parece razonable en el contexto en el que estamos.