El Ayuntamiento de Almería, gobernado por el PP, a través del Área de Familia, Inclusión e Igualdad, ha ordenado la retirada de un cartel incluido en una campaña municipal sufragada con fondos del Pacto contra la Violencia de Género -dependiente del Ministerio de Igualdad- en el se incluía el mensaje" “Si dice no, no es sexo, es agresión”en relación a las agresiones sexuales a menores y cuyo contenido se ha viralizado en redes.

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Respondiendo al mensaje del cartel, "Si dice no, no es sexo, es agresión", ¿Y si dice sí, significa entonces que un niño consiente en tener relaciones sexuales? Señores del PP, han caído ustedes en la trampa de los planteamientos del gobierno sociopodemita de Pedro Sánchez. Aquel en el que la entonces ministra de Igualdad, Irene Montero, sentenciaba:"Todos los niños, las niñas, les niñes de este país tienen derecho a conocer su propio cuerpo, a saber que ningún adulto puede tocar su cuerpo si ellos no lo quieren y que eso es una forma de violencia. Tienen derecho a conocer que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana, basadas, eso sí, en el consentimiento. Y esos son derechos que tienen reconocidos y que a ustedes no les gustan".

Resulta, señora Montero y, en este caso, señores del PP, que la palabra clave es discernimiento, esa antigua virtud escolástica tan olvidada. Un adolescente, no digamos un niño, no puede discernir si desea acostarse con un adulto. Y seguro que si lo hace se arrepiente, e incluso quede resultar traumatizado (no así por suspender matemáticas, como piensan los progres).

Porque un niño no tiene raciocinio, por esa razón, hay que protegerlos y no exponerlos a peligros como el de los abusos sexuales. Y si no, que se lo digan a las menores tuteladas en Baleares, Valencia, Madrid o, recientemente, Asturias. Esas niñas a las que el Gobierno tenía que alejar de esos abusos y que, por su condición de vulnerabilidad, cayeron en las redes de mafias que las han explotado sexualmente. Mientras sus responsables, miraban para otro lado, caso de Francina Armengol, en Baleares, lo negaban y adoptaban una actitud totalmente victimista, como Mónica Oltra, en Valencia o, en el caso de Asturias, hacían gala de una caradura inconmensurale, aduciendo "tolerancia cero" contra tales abusos sexuales, como la consejera de Derechos Sociales y Bienestar del Principado. 

Volviendo al asunto del cartel de Almería, publicaba la alcaldesa popular en sus redes sociales: "Estoy horrorizada por el tremendo error que se ha cometido con una imagen de esta campaña, que lo que pretende es denunciar las agresiones sexuales. Ya hemos pedido disculpas y los carteles se han retirado de inmediato. Estoy segura de que no volverá a pasar nada parecido". Lo preocupante es que haya pasado ya. 

Y ojo, porque detrás de 'errores' como este subyace una intención que venimos repitiendo en Hispanidad: cuando el Nuevo Orden Mundial ya no pueda utilizar a la pederastia contra su enemigo, la Iglesia de Cristo, lanzará su campaña para legalizar la pederastia... porque los niños, las niñas y les niñes, tienen derecho a acostarse con quien les de la gana. 

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