El impuesto aprobado por el Gobierno Meloni gravará con el 40% el beneficio extraordinario de las entidades durante 2022 y 2023. El impuesto se activará cuando el margen de interés supere en un 3% el obtenido en 2021, y en un 6% cuando compare 2023 con 2022.

Algunos medios se han apresurado a comparar esta tasa con la aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez, pero no es lo mismo, aunque el sujeto sea el mismo, porque en el caso español grava los ingresos, algo totalmente inédito en la historia mundial de la fiscalidad.

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Ahora bien, el hecho de que grave el beneficio no lo convierte en solución al problema que afronta Europa y que no es otro que el excesivo endeudamiento público. Antes de subir impuestos -los bancos ya pagan Sociedades, como cualquier otra empresa- aunque la motivación sea tan loable como ayudar a los más vulnerables a pagar su hipoteca, lo que deben hacer los gobiernos -y Meloni ya ha tomado algunas medidas en esta dirección- es reducir el gasto público, que se puede y se debe hacer por justicia. Y si realmente quieren ayudar a los más vulnerables, que fomenten y faciliten la aportación generosa y voluntaria de empresas y familias a esa buena causa.