La única razón real para que el precio del gas se dispare en los mercados internacionales es la alianza maléfica entre Vladimir Putin, el mayor productor de gas del mundo, y el saudí Bin Salman, el mayor producto de petróleo del mundo
Lo especuladores llenan los almacenes de gas españoles y en el pecado llevarán la penitencia. Lo hacen porque los mercados financieros son la cosa más tonta del mundo: hacen caso de todos los tópicos, cuando no acaban convirtiendo sus temores en realidad... aunque sus temores no tuvieran ninguna base real.
Algo así está ocurriendo ahora con los precios del gas. Alguien, siempre hay un alguien dijo, que los precios del gas, como ocurriera durante los últimos años, iban a subir.
Las razones aludidas son muchas: se prepara un invierno más frío (son los mismos que luego nos atemorizan con el calentamiento global), China va a reclamar más gas (la verdad es que los cachondos de los chinos se apuntan al club de luchadores contra el cambio climático mientras abren una central de producción de electricidad con carbón y se quedan tan anchos) y atienden a otras imprevisibles alarmas... hasta que sus temores se conviertan en realidad y sus malas intenciones en plusvalías que pagaremos a escote.
Razonadas sinrazones por las que los especuladores están llenando los almacenes de gas para venderlos cuando el precio suba y provocando, de entrada, una subida real de los precios. Pues bien, no hay razones para pensar que el precio del gas se vaya a disparar, salvo...
La única razón real para que el precio del gas se dispare en los mercados internacionales es la alianza maléfica entre Vladimir Putin, el mayor productor de gas del mundo, y el saudí Bin Salman, el mayor producto de petróleo del mundo. Ambos quieren un combustible caro con la no muy sana intención de doblegar a Occidente.
Así que si quiere que el precio de la energía no vuelva a destruir la economía occidental, lo que tiene que hacer Estados Unidos es presionar al señor Bin Salman para que produzca más petróleo. Y debe hacerlo por la fuerza, negándole las armas que Arabia adquiere en el mercado norteamericano, por no hablar de paralizar su ejército... cosa que Washington puede hacer. Europa, sin embargo, no puede hacerlo porque anda idiotizada con el calentamiento global... mientras sigue consumiendo gas y petróleo a mansalva.