Ser sintiente
El 23 de septiembre de 1977 se redactó en Londres la Declaración Universal de los Derechos de los Animales. En esta declaración se promueve el respeto hacia los animales, resumido en salvaguardar su vida satisfaciendo sus necesidades vitales y evitando el sacrificio injustificado, evitando el maltrato por placer, espectáculo o ciencia, conservar la libertad de los animales salvajes, y cuidar y no abandonar a los animales de compañía.
Pero en España el gobierno de Pedro Sánchez y sus aliados podemitas, con el sensible director de Bienestar animal a la cabeza, don Sergio García y su Ley de Bienestar Animal, han dado un paso más: los animales son "seres sintientes", y así no serán considerados objetos. Por ejemplo, en caso de divorcio un juez decidirá "atendiendo al interés de los miembros de la familia y al bienestar del animal".
Tiempos curiosos, en los que se personifica a los animales y se cosifica -o se animaliza- a las personas. Como en Alemania donde se prohíben los sacrificios de polluelos macho a gran escala a partir de 2022 porque "sienten dolor", pero se permite abortar en las 12 primeras semanas de la gestación siempre que la mujer haya acudido a sesiones de orientación y haya esperado tres días antes de interrumpir el embarazo.
Mientras, en Barcelona, un juez avalaba en su día la acción de arrebatar un can desvalido a una persona sin hogar (como ya ocurriera recientemente en Francia).
En la ciudad condal, el magistrado ha absuelto a dos animalistas de la oenegé Vigilancia Solidaria que quitaron un animal a una mujer sin hogar que dormía en las calles.
El juez descartó así que las dos activistas cometieran un delito tipificado en el artículo 245.2 del Código Penal al plantarse ante Josefa y quitarle el pequeño animal. ¿Por qué? "Lo cierto es que la denunciante se encontraba en situación de extrema vulnerabilidad, residiendo en la calle, cuando se produce la actuación de las dos denunciadas", recuerda el ponente del fallo. Según él, las animalistas "obran con ánimo de proteger al animal y no para su apoderamiento ilícito lucrativo". Lo hicieron, además, enfrentándose a una ciudadana "que se encontraba en situación de extrema vulnerabilidad social, afectada por trastornos de personalidad y consumo de alcohol, pernoctando en la vía pública de Barcelona en compañía de su perra". ¡Pobre animal!
Y a todo esto, ¿los animales tienen derecho? Ninguno. El único que tiene derechos es el hombre.