14M. Un año de Estado Policial con la excusa del Covid: un millón de multas y 12.000 detenciones
Ayer domingo 14 de marzo, se cumplió un año desde la instauración por Pedro Sánchez del Estado de Alarma, un instrumento jurídico conculcador de libertades fundamentales casi sin que se note.
Es sencillo: si no le dejas la gente que se mueva no parece que estés haciendo mucho daño pero lo cierto es que te estás cargando la libertad de reunión, la libertad de culto, la de manifestación, la libertad de comercio y hasta la de expresión.
No es un Estado de Excepción ni un Estado de Sitio, pero casi como si lo fuera… y consigue lo mismo con menos riesgo de rebelión ciudadana, esto es, con menor riesgo político.
Han sido 12 meses en los que el español antepuso la seguridad a la libertad… y así volvió a la esclavitud
Cuando contemplen cómo la TV pública de Pedro Sánchez, la más manipuladora y, sobre todo, sectaria, de toda la era democrática, se vuelve ‘objetiva’ en sus planteamientos échense a temblar: la explicación es que, como no pueden defender el Estado de Alarma del 14-M porque la gente está muy cansada de mentiras y muy enervada, optan por el asepticismo, los hechos desnudos, el acabose de la objetividad periodística. Y así lo hizo RTVE durante todo el domingo 14.
Balance real del Estado de Alarma del 14M de 2020: los últimos 12 meses en España han constituido un año de Estado policial con la excusa del Covid, persecución del ciudadano español, que se resume en dos cifras: un millón de multas y 12.000 detenciones.
Además, es la gran estafa de Sánchez con forma de virus: cerca de 100.000 muertos y la destrucción de la economía española para una generación… todo ello vendido ¡como un éxito socialista!
Un año de Estado de alarma, un año de liberticidio, de aborregamiento de los españoles… y de miedo, mucho miedo
Pero lo que es muchísimo peor: ha sido un época durante la que el español antepuso la seguridad -falsa seguridad, por cierto- a la libertad. Esto es, cuando aceptó la esclavitud.
Un año de Estado de Alarma que, por otra parte, ha constituido un año de liberticidio y aborregamiento pastueño de los españoles. Y de miedo, mucho miedo a morir por el virus, neurosis de pánico que ha justificado cualquier gesto totalitario, mucha misantropía y mucha falta de generosidad, que es lo que saca adelante a un país.
Añadan a todo lo anterior la covi-chifladura. Recuerden que una sociedad histérica en una sociedad manipulable. Esta es la gran obra de Pedro Sánchez para responder a la pandemia: cercenar la libertad… y en nombre de la democracia.
¿Catarsis nacional? Sí, catarsis perversa.
Por cierto, España ha sido el país con mayor número de muertos por habitante del mundo (hablo de países comparables, no de la República de San Marino), con la excepción de Perú: 72.000 fallecidos por el virus según Sanidad pero más de 92.000 según el exceso de mortalidad respecto a las mismas fechas de años anteriores, según el Ministerio de Ciencia. Y las cifras reales, las de defunciones, debidas al virus antes del 14-M y las que nos quedan por llegar, sin duda superarán los 100.000 muertos.
Añadan la covi-chifladura. Una sociedad histérica es una sociedad manipulable. Esta es la gran obra de Sánchez: aprovechar el virus para cercenar la libertad… y en nombre de la democracia
Esto es lo que el caradura de Pedro Sánchez vende como una gestión de éxito. Como el de la vacuna española del CSIC, dirigida por un investigador jubilado y compuesto por un personal de plantilla con contrato temporal, un doctorado con contrato de obra y una becaria.
En algo sí ha resultado exitoso este triste año: ha incrementado la egolatría de Sánchez y su psicopatía por mantener el sillón de Moncloa.
Tampoco es para estar orgulloso de los españoles durante este último año. La parte positiva es que ahora hemos llegado a un punto desde el que tan sólo podemos subir. Y lo haremos, empezando por recuperar el sentido común y las ansias de libertad, que es el concepto clave en el momento presente. Para hacerlo, no hay otro camino que Cristo. El español debe recuperar sus raíces cristianas porque es lo que le otorga valentía. Y ahora necesitamos mucho valor y mucho corazón.