El estómago es la víscera más agradecida del ser humano. Sánchez e Iglesias lo alimentan con el dinero de los demás.
Aún no hemos digerido conscientemente el Gobierno de coalición entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el Pacto de los Picapiedra. Tranquilos: es mucho más grave de lo que parece.
De entrada, ya tenemos la España roja y la España rota, todo a un tiempo: pasaremos del frentepopulismo al enfrentamiento civil. Sí, ya sé: no será guerra civil, porque nos hemos vuelto todos muy finos y ya no calzamos alpargatas sino mocasines, pero no creo que habitar en las dos Españas, aun sin trincheras, constituya la aspiración de Juan Español.
ERC se quita la careta: Sánchez es una “oportunidad para el independentismo”
Vamos con los dos firmantes. ¿Quién es Pablo Iglesias? Pues es un marxista corrupto, rijoso e hipócrita que va a ser ascendido a vicepresidente. No, lo de rijoso no es tan marginal como pueda parecer.
Junto a él, contamos con un insensato ambicioso -y resentido- que ya es presidente. ¿En qué coinciden? En su cristofobia. El socialista aspira a permanecer y el comunista, a arrebatarle el cargo de presidente del Gobierno aprovechando que ahora, cuando ya estaba prejubilado por sus desastrosos resultados electorales del 10-N, fue salvado por la campana, precisamente por Sánchez. Pues bien, ahora Iglesias le disputa la Presidencia al tonto que le ha salvado de la ruina. Entre pillos anda el juego. Además, no olviden que siempre que se alían socialistas con comunistas, los segundo se comen a los primeros.
Un marxista corrupto, rijoso e hipócrita llega a vicepresidente. Un insensato ambicioso ya es presidente
Otrosí: del Pacto de los Picapiedra, más tienen que temer los católicos que los economistas, pero, no obstante, crece por momentos la tenebrosa sombra de una España de funcionarios y parados.
Y luego está la tercera pata del Gobierno de coalición frentepopulista, entre PSOE y Podemos: los separatistas, tanto burgueses (PNV) como proletarios (ERC). Ha sido esta última formación la que se ha quitado la careta: Sánchez es una “oportunidad para el independentismo”.
La patética figura de Sánchez: entrega España a cambio de un sillón en La Moncloa
¿Ha quedado claro?
Es la patética figura de Sánchez: entrega España a cambio de un sillón en La Moncloa, sillón que ahora no le disputará la derecha, sino su compañero de Gobierno.
En resumen, por el poder, por mantener un sillón de La Moncloa, Pedro mata y Pablo cambia. Lo segundo es peor. Y así, el lunes vimos a un Iglesias transido repetir aquello de “nuestra patria España”. Reconozco que a punto estuve de llorar. Este viejo corazón no puede resistir tantas emociones.